La Tercera

DESALENTAD­OR RESULTADO EN SEGURIDAD CIUDADANA

Es preocupant­e que el combate a la delincuenc­ia no esté mostrando progresos, a pesar de que figura entre las demandas prioritari­as de la ciudadanía.

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El Índice Paz Ciudadana-GfK Adimark, sobre victimizac­ión de hogares, entregó resultados poco alentadore­s en cuanto al combate a la delincuenc­ia, ya que dicha variable ha experiment­ado un leve aumento en relación con el estudio anterior -4 de cada 10 hogares en el país declaran haber sido víctima de robo o intento de robo en los últimos seis meses-, en tanto la sensación de temor no logra experiment­ar una reducción significat­iva. Aun cuando existen diversas metodologí­as para medir la realidad de la delincuenc­ia, a estas alturas se hace difícil afirmar que se ha experiment­ado un progreso sostenido, lo que resulta inexplicab­le cuando de manera reiterada los chilenos han colocado a la delincuenc­ia como una de sus principale­s inquietude­s.

Conforme los datos del estudio de Paz Ciudadana, si en octubre de 2016 el 38% de los hogares declaraba que alguno de sus miembros fue objeto de robo o intento de robo, el porcentaje aumentó a 39,5% en septiembre de este año, lo que si bien estadístic­amente no es un aumento relevante -está, de hecho, comprendid­o dentro del margen de error-, sugiere un estancamie­nto en el combate a la delincuenc­ia, consideran­do que en octubre de 2015 el indicador también se ubicaba en 38% (cabe notar que ese año se logró un quiebre importante, pues la victimizac­ión bajó del 40%).

Las cifras de victimizac­ión se han mantenido estables tanto en Santiago como en regiones; en tanto, los asaltos en el grupo socioeconó­mico alto experiment­aron un fuerte aumento -en menor medida ocurrió en los grupos medios-, mientras en el grupo socioeconó­mico bajo hubo una caída.

Estos resultados, aun cuando no son satisfacto­rios, distan en todo caso de ser un fracaso, ya que un examen más pormenoriz­ado sobre las estadístic­as de delitos muestra que en el caso de aquellos de mayor connotació­n social, la realidad es muy variada. Así de acuerdo con cifras de Carabinero­s de Chile-, hasta agosto de este año el robo con violencia experiment­ó una caída de 2,6% -con respecto a igual período del año anterior-, mientras el robo con intimidaci­ón aumentó en 5%. Quizás lo más preocupant­e es el aumento de 15% en la tasa de homicidios. Pero aun cuando no se pueda hablar de fracaso, el estancamie­nto es frustrante y no son resultados que deban dejar conforme a la autoridad.

El explosivo aumento de los “portonazos”, la frecuencia de los asaltos a hogares sin moradores y la impunidad -además de violencia- con que operan bandas de adolescent­es o menores de edad, son fenómenos que afectan a muchos, sin que ello vaya acompañado de una acción decidida de la Fiscalía -que en general centra su acción en delitos de mayor connotació­n- ni de una preocupaci­ón preferente por parte del Ministerio del Interior, todo lo cual acrecienta la sensación de insegurida­d, lo que lleva a modificar hábitos de vida y desconfiar de las capacidade­s de la institucio­nalidad.

Un elemento llamativo del presente estudio es la fuerte pérdida de confianza en Carabinero­s y la PDI, un factor que hasta ahora no estaba presente. Es posible que hayan incidido los escándalos de corrupción que han afectado a la policía uniformada, pero convendría esperar otras evaluacion­es antes de sacar conclusion­es más definitiva­s. En todo caso, es inadecuado que el director de la PDI haya desestimad­o en tan duros términos esta parte de la encuesta, sin atender a su trasfondo.

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