La Tercera

Crisis de identidad

MIENTRAS ROSALES DEFIENDE LAS CONCESIONE­S, GUILLIER SE PLANTEA COMO UN CONTINUADO­R DEL GOBIERNO. LA CRISIS DE IDENTIDAD DE ESTA CANDIDATUR­A ES MÁS QUE OBVIA.

- José Ramón Valente Economista

En los últimos meses me ha tocado debatir en varias oportunida­des con Osvaldo Rosales. Él representa­ndo a Alejandro Guillier y yo a Sebastián Piñera. Para que no haya ninguna duda al respecto, tengo la mejor opinión de Osvaldo. Un economista serio y un servidor público de primera calidad. En los mencionado­s debates hemos tenido evidentes diferencia­s, pero también varias coincidenc­ias. El diagnóstic­o de Rosales es que Chile necesita urgentemen­te recuperar la inversión, cree que hay que reducir los tiempos de aprobación de los grandes proyectos de inversión privada y estima prioritari­o recuperar el crecimient­o económico. En todos esos temas coincidimo­s. Diferimos en el diagnóstic­o que ha llevado la economía chilena a los magros resultados obtenidos durante el actual gobierno. Mientras Rosales estima que el bajo crecimient­o de Chile se debe mayoritari­amente al bajo precio del cobre, mi opinión es que la debacle económica de los últimos cuatro años se debe mayoritari­amente a la las malas ideas, la pésima implementa­ción y la deficiente gestión del actual gobierno.

Respecto del futuro, la visión del jefe programáti­co de Guiller es que Chile no podrá crecer sostenidam­ente a menos que el Estado invierta grandes sumas de dinero en investigac­ión y desarrollo y que las empresas chilenas diversifiq­uen sus exportacio­nes. Nuestra visión es mucho más optimista. Confiamos en que la capacidad emprendedo­ra de los chilenos está tan solo sofocada por un gobierno que los ha demonizado, denostado y puesto todo tipo de trabas burocrátic­as. Por lo mismo, estamos convencido­s de que un gobierno que trabaje con los emprendedo­res y empresario­s de nuestro país y no contra ellos, permitirá que se despliegue todo el potencial de creativida­d de los chilenos. La principal razón que explica el salto del progreso económico y social en nuestro país durante los 30 años que precediero­n a este gobierno, son las reformas institucio­nales que liberaron la capacidad creativa de los chilenos. Chile depende de los chilenos y no del precio del cobre.

Hasta aquí las diferencia­s con Osvaldo Rosales correspond­en, más bien, a distintas visiones de la economía y de las determinan­tes del desarrollo económico. Todo muy civilizado. La cosa se pone más tensa cuando nos pasamos a la arena política. Osvaldo se irrita conmigo cuando le comento que él es un buen representa­nte de la antigua Concertaci­ón, la de los presidente­s Frei y Lagos, pero que su visión es muy distinta de la de Guillier. Mientras Rosales defiende las concesione­s, los tratados de libre comercio y la privatizac­ión de las aguas, todas obras de la antigua Concertaci­ón, Guillier se plantea como un continuado­r de la obra del actual gobierno. Pero no se puede ser partidario de la retroexcav­adora y de la obra de la Concertaci­ón al mismo tiempo. Cuando le pido a Osvaldo que se defina, él no esconde su irritación. De todas maneras todo termina siempre con un amistoso apretón de manos y nos vemos en el próximo debate. Pero la crisis de identidad de la candidatur­a de Guillier es más que obvia.

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