LECCIONES TRAS LA ELIMINACIÓN DE “LA ROJA” . MANIOBRAS DE EVO MORALES PARA REELEGIRSE
Poner el acento en la formación temprana de más jugadores y lograr un cambio de mentalidad, con énfasis en la disciplina, ayudarán a superar este trance.
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Tras 10 años de logros, la selección chilena de fútbol quedó al margen del Mundial que se realizará en Rusia. La decepción es lógica debido a que últimamente el país se había habituado a triunfos a los que no estábamos acostumbrados. Pese a este traspié, sería injusto no reconocer los logros obtenidos a lo largo de este proceso. De la mano de José Sulantay, jugadores como Medel, Isla, Vidal y Sánchez lograron el tercer lugar en el Mundial Sub-20 de 2007. Ellos fueron potenciados por uno de los técnicos más influyentes de mundo, Marcelo Bielsa, cuya contratación fue un gran logro de la dirigencia encabezada por Harold MayneNicholls. El grupo se consagró con una histórica clasificación en segundo lugar al Mundial 2010, y dos triunfos en dicho certamen, logro que no se conseguía hacía casi medio siglo. Ya con Jorge Sampaoli, la selección mejoró su actuación en la cita de 2014 y ganó su primer título oficial en la Copa América 2015, situación que el renunciado Juan Antonio Pizzi repitió un año más tarde –con el valor añadido de que se jugó fuera de casa- y a la que agregó la reciente final en la Copa Confederaciones.
Se ha buscado culpar a Pizzi por esta derrota -sobre sus hombros estaba la responsabilidad de volver a motivar a un camarín encandilado con los triunfos y conseguir mayor rendimiento pese a que una parte importante de los jugadores se encuentra cada vez más lejos de su plenitud física-; si bien como técnico su cuota de responsabilidad es ineludible, es justo reconocer que en este resultado han incidido numerosos factores. Primero, no se cuenta con el recambio necesario que hizo a la selección vulnerable ante lesiones y suspensiones, y que restó presión competitiva dentro del plantel. Por ejemplo, Sánchez, Vidal y Vargas marcaron el 78% de los goles. La estrechez de la planilla está lejos de ser responsabilidad exclusiva del seleccionador.
Por otro lado, la competitividad de las eliminatorias aumentó. Prueba de ello es que los 26 puntos que obtuvo Chile hubiesen sido suficientes para asistir al repechaje de los mundiales de 2006 y 2010. De hecho, ese puntaje dejó fuera a Chile únicamente por la diferencia de goles, la que empeoró drásticamente en las últimas fechas.
Si se quiere conseguir logros de manera permanente, no se puede esperar que aparezca una nueva “generación dorada”. Para evitar depender del destino es necesario mejorar el nivel de las competiciones internas, especialmente en juveniles. Ello debiera ser prioritario a la hora de que se decida qué hacer con los ingresos que generará la inminente venta del Canal del Fútbol. Asimismo, se debe ser ambicioso a la hora de buscar un equipo técnico nacional. Éste debe ser capaz de lidiar con las figuras del primer equipo y contar con probada experiencia en la formación de jóvenes. Comenzar desde ya a trabajar, por ejemplo, con quienes actualmente compiten en el Mundial sub17 que, aunque no ha tenido una buena participación, clasificó por primera vez en 20 años a una cita en dicha categoría. Este trabajo de base no solo debe apuntar al rendimiento deportivo, sino también al cultivo de virtudes como la disciplina, el valor del esfuerzo y aprender a administrar el éxito, que son consustanciales a una mentalidad ganadora.