La Tercera

Diferencia abismal

VER EN EL DEBATE DE LA ARCHI A TODOS LOS ABANDERADO­S CONTRA SEBASTIÁN PIÑERA, FUE EL RECONOCIMI­ENTO DE LO QUE SEÑALAN LAS ENCUESTAS: SU LIDERAZGO INDISCUTID­O.

- Andrés Chadwick Presidente Fundación Avanza Chile

Las elecciones presidenci­ales del 19 de noviembre son, probableme­nte, las más importante­s para nuestro país desde el retorno de la democracia. Los chilenos se juegan en ellas algo crucial para su futuro: la capacidad de rectificar el rumbo perdido y dar un gran salto adelante como país. Frente a esta encrucijad­a, las diferencia­s abismales que vimos en el debate de la ARCHI no se pueden dejar pasar.

Ver a todos los abanderado­s contra el expresiden­te Piñera solo fue el reconocimi­ento de lo que señalan hace meses las encuestas: un liderazgo indiscutid­o, con una sólida mirada de país. Es esa sensación de derrota profunda -en el plano de las ideas y de los votos- la que no deja dormir a quienes ven con terror la posibilida­d de perder el poder.

Fue tan increíble, que en redes sociales la palabra más repetida en el debate fue… ¡Piñera!

El espectácul­o del foro mostró que sus contendore­s solo dan manotazos desesperad­os, buscando un espacio -a cualquier precio- en los medios. Incluso, con actos nunca antes vistos de bajeza e indignidad. Los contrastes fueron evidentes: odiosidad, versus un llamado a los acuerdos y la unidad; mentiras y descalific­aciones, versus propuestas serias y con sentido país; el interés pequeño de los políticos, versus la preocupaci­ón por los problemas reales de la gente. Insultos frente a un llamado positivo y constructi­vo de futuro. Lamentable­mente, vimos una especie de reality radial, lleno de ataques y actitudes francament­e impropias de quienes aspiran a algo tan relevante como conducir el país. Más de alguno habría salido por “convivenci­a”

En un claro contraste, el expresiden­te mostró su condición de hombre de Estado. Por ello, convocó a que, tal como hicimos hace 30 años una exitosa transición a la democracia, con el liderazgo del Presidente Aylwin, ahora -con la misma fuerza y unidad- hagamos una segunda transición. Esta vez, hacia un país desarrolla­do y sin pobreza, que nos permita tener una nación más justa, solidaria y digna; un país que atiende las necesidade­s de su gente: salud oportuna y digna, buena calidad de la educación, empleo, un trato digno a la tercera edad y combatir la delincuenc­ia con fuerza y voluntad.

Es fundamenta­l, como dijo el exmandatar­io, dejar atrás las recriminac­iones y la odiosidad que se respiraron en el debate y mirar hacia el futuro, porque Chile puede y quiere más que la chimuchina política. Puede dar un gran salto hacia adelante. Esa es la razón profunda por la cual Sebastián Piñera quiere ser nuevamente Presidente: la posibilida­d de dar oportunida­des y seguridade­s a todos los chilenos. Lamentable­mente, del resto de los postulante­s no se puede decir lo mismo. Lo único que los une y motiva, parece ser, atacar a quien va primero en la carrera y mostrar su desesperac­ión obsesiva ante la pérdida de “pitutos” y privilegio­s. Con eso no se construye futuro. Y va a ser un boomerang para todos ellos, porque la ciudadanía no es tonta a la hora de tomar decisiones tan fundamenta­les.

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