SIRIOS EN CHILE
SEÑOR DIRECTOR
La llegada de 14 familias sirias ha permitido conocer los minuciosos preparativos del gobierno, Acnur, la Colectividad Siria en Chile y entidades religiosas para recibirlas.
Sería lamentable que esa dedicación se vea comprometida por definiciones simplistas de la crisis siria. Allí no se dan las condiciones que autores como Sambonis, Moro e incluso Kalyvas exigen para poder hablar con propiedad de “guerra civil”. Hacerlo supone desconocer la decisiva actua- ción en Siria de yihadistas de todo el mundo y sitúa a los recién llegados como miembros o simpatizantes de supuestos bandos inexistentes. Ello puede enrarecer su relación tanto con otros sirios, que con escrupulosa prescindencia política, étnica y confesional han trabajado para acogerlos, como con el conjunto de chilenos.
Sería peligroso que mientras en Siria se ha identificado con claridad al terrorismo como enemigo de todos lo que contribuye a su actual derrota, al inicio de la reconstrucción mancomunada del país y el regreso de muchos desplazados-; en la lejanía de Chile se enturbie la convivencia entre sirios y chilenos y la continuidad del plan por relatos desajustados.
Los recién llegados y el dolor de todos los sirios no se merecen eso ni necesitan de hipérboles propagandísticas. Chile y su esfuerzo solidario, tampoco. Pablo Sapag M. Profesor Universidad Complutense de Madrid