La Tercera

“La gente debe saber que muchas cosas generan gastos”

Felipe Berríos

- Sergio Rodríguez

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“La gente ve que no hay plata para la gratuidad de la educación, para los jardines infantiles, y escucha esa cifra”.

“Los partidos de fútbol, los recitales y los festivales también generan un gasto alto por el que nadie pregunta”.

“La verdad, no me duele, solo me confirma el país en el que vivo, donde todo se ve y se cuenta por monedas, con una lógica mezquina, en la cual se valora a la gente por lo que tiene y lo que gasta. Ya estoy acostumbra­do a esa mentalidad”, dice el sacerdote Felipe Berríos, a medio camino entre la crítica social y el propio hastío.

El presbítero, quien reside en el Campamento La Chimba, de Antofagast­a, se refiere a la polémica que se generó por el costo de la visita del Papa Francisco, programada para enero. La Comisión Organizado­ra de la Iglesia siempre dijo que la gira vaticana tendría un valor cercano a los $ 4 mil millones, pero en ese monto no estaba considerad­o el aparataje estatal, que incluye aspectos como logística y seguridad, y que ascendería a cerca de $ 7 mil millones.

La cifra total, de $ 11 mil millones, ha generado cuestionam­ientos de algunos sectores de la ciudadanía y el apoyo de otros. La comisión de la Iglesia ayer justificó el ítem producto de la altísima convocator­ia que tendrá el evento (ver nota en pág. 17). Berríos lo asume como un tema complejo. Y lo analiza a partir de cuatro puntos.

“El primero es que en cualquier visita de un jefe de Estado, del Dalai Lama o de quien sea que genere reuniones tan masivas de personas, es el Estado el que debe proveer de la seguridad necesaria para ese dignatario y para la gente que lo va a ver. Y eso, obviamente, tiene un costo importante. Lo segundo, ya en una esfera diferente, es la cifra”, dice.

¿En qué sentido?

En que la mayoría de las personas está llegando a fin de mes al justo con su sueldo, muchas familias terminan viviendo con lo mínimo, y escuchar una cifra de esos volúmenes, sin dar explicacio­nes completas de en qué se gastará, claro que genera algún grado de escozor. La gente ve que no hay plata para cubrir la gratuidad de la educación, para los jardines infantiles, para el Sename, y escucha esa cifra; entonces, hay una reacción comprensib­le de preguntar: ¿Cómo se puede gastar eso?

La Iglesia también ha defendido el efecto positivo e intangible que genera la visita del Papa...

Mi tercer punto es que estamos to- dos muy metalizado­s. El nacimiento de un hijo se evalúa en lo que vamos a pagar y gastar; para un cumpleaños, lo central es cuánto sale; si se muere alguien, lo primero que pensamos, más que en la persona y su legado, es la plata que cuesta el funeral. La medida de todo es el dinero, pero no pensamos en otra clase de valores ni en lo que puede aportar una visita como la del Papa.

¿Y el cuarto punto?

Me parece que la gente está choreada con la jerarquía de la Iglesia. Y está acusando, por llamarlo así, las frases irónicas que ha dicho un cardenal y otras personas sobre temas que les importan a muchos. La gente está choreada con la Iglesia y empieza a buscarle la quinta pata al gato, porque no la siente cercana. Producto de los temas de abusos sexuales y de otras cosas, muchos ya no ven algunas acciones de la Iglesia con buena voluntad, sino que empiezan a criticarlo todo y a preguntar para qué se hace esto o lo otro. Creo que estos puntos se entrelazan respecto de la visita del Papa Francisco.

¿Fue un error no plantear desde un principio que la gira costaría, en total, cerca de $ 11 mil millones? Queda la impresión de que se fue conociendo con cuentagota­s.

Puede haber sido un error, como también que la comisión no haya integrado más a las comunidade­s de base desde un comienzo. Yo sé que hay mucho trabajo con cariño y esfuerzo, y a mucha presión de tiempo, pero la visita del Papa cae como de arriba y mucha gente tal vez no se siente partícipe. Sin embargo, te subrayo que la gente debe saber que muchas cosas generan gastos. Los partidos de fútbol masivos, los recitales y los festivales. Por mucho que se pague una entrada, la seguridad y los desvíos del tránsito generan un gasto por el cual nadie pregunta. Allí también hay costos altos.

¿El Vaticano debería poner dinero?

Chile no es un país pobre, como sí hay otros en la región. Por ejemplo, ahora viene un fin de semana largo y los pasajes en avión están copados, igual que los aeropuerto­s. Somos un país que se queja, un país con muchas desigualda­des, pero no es un país pobre. Aquí hay dinero. Respecto del Vaticano, claro que tiene mucha riqueza, pero no es efectiva, no está en dinero, es como un abstracto. No puede disponer de todo eso para hacer caja y financiar los viajes. Creo que es una frase buena, yo mismo la he usado, pero en la práctica es difícil de traducir en dinero. Es algo más complejo.b

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