UN NUEVO MAPA POLÍTICO EN ARGENTINA
Las elecciones legislativas del domingo no sólo fueron un voto de confianza de la ciudadanía al camino seguido por Mauricio Macri, sino también confirmaron la profunda crisis que atraviesa el peronismo.
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En agosto pasado las elecciones primarias adelantaron, en parte, el cambio, pero lo que sucedió finalmente el domingo pasado en los comicios legislativos de Argentina fue mucho más allá y consolidó un giro profundo en el mapa político transandino. La coalición oficialista Cambiemos no sólo se consolidó como la principal fuerza del país sino que sumó su tercera victoria consecutiva. Con cerca del 42% de apoyo -cuatro puntos más que en agosto-, casi duplicó a su más cercano competidor, el movimiento kirchnerista de la ex presidenta Cristina Fernández - que recibió un 21,7% de apoyo.
Además, el oficialismo lideró en los principales distritos del país y terminó con el dominio que había tenido históricamente el peronismo en la política transandina. Hoy el justicialismo se encuentra fragmentado, sólo ganó en nueve de las 23 provincias argentinas y perdió uno de sus tradicionales bastiones, la provincia de Buenos Aires.
Pero los resultados del domingo no sólo confirmaron el amplio dominio de Cambiemos en el escenario político transandino, sino que también demostraron el desplome de kirchnerismo que lideró en sólo tres provincias, Río Negro, Formosa y Tierra del Fuego –en esta última, además, ganó por sólo dos décimas. Ese sector había presentado las elecciones como un virtual referendo entre el gobierno de Mauricio Macri y la expresidenta Cristina Fernández y los comicios se decantaron con claridad hacia el primero.
La exmandataria no solo no pudo obtener, como esperaba, la primera mayoría en las elecciones para el Senado en Buenos Aires, sino que su movimiento ni siquiera ganó en su principal bastión, Santa Cruz, donde fue superado por más de 10 puntos por la candidata de Cambiemos. Los comicios demostraron que pese a los costos que han implicado para la población muchas de las medidas llevadas a cabo por el actual mandatario la ciudadanía sigue confiando en que ese es el camino correcto. Si bien la victoria obtenida no le asegura al oficialismo mayoría en el Congreso, al sumar sólo 107 de los 257 escaños de la Cámara Baja, sí refuerza el poder de Cambiemos y hace más fácil alcanzar acuerdos, en especial, con sectores del justicialismo o del Frente Renovador de Sergio Massa. Así lo entendió el propio mandatario al llamar ayer a un “gran acuerdo nacional” para emprender esos cambios.
Argentina requiere transformaciones profundas para reducir el elevado gasto público, eliminar numerosas trabas a la inversión y acelerar la reactivación de la economía. En ese sentido, el voto de confianza obtenido por el gobierno de Mauricio Macri en las elecciones del domingo le dan una oportunidad ideal para emprender esas transformaciones, pese a los inevitables costos que muchas de ellas tendrán en el corto plazo. Por ello, el principal desafío del oficialismo será ahora saber administrar correctamente el poder alcanzado en los comicios del domingo.