¿Voto útil?
No deja de ser sorprendente que el equipo de campaña de Sebastián Piñera esté realizando tanto esfuerzo para convencer a los adherentes a José Antonio Kast a votar por el expresidente. Visto desde la impresión que el mismo piñerismo ha querido forjar en la opinión pública, se trataría nada menos que de una suerte de Goliat preocupado por David. ¡Muy extraño! Salvo que maneje información privada que muestre a Kast bastante por encima del 5% de intención de voto en que, con persistencia, lo mantienen algunas encuestas públicas o que, más que buscar arrebatar sufragios a este último, se esté tratando de contener una fuga de votos, tal vez ya en marcha, desde Piñera a Kast. Durante el debate presidencial organizado por la Archi el pasado jueves, el expresidente sostuvo que la mejor encuesta de que su campaña iba bien eran los ataques que estaba recibiendo allí mismo por parte de sus contrincantes. Parece plausible aplicar su propia argumentación también como explicación de fondo a los embates que su comando ha orquestado en contra de su adversario de derecha.
Mirada la situación desde un ángulo complementario, pareciera ser que Kast está presentando con veracidad, fuerza y convicción tanto ideas como propuestas que hacen sentido a un creciente espectro ciudadano, con alta probabilidad bastante más amplio que aquel denominado “conservador” con que sus contendores tratan de etiquetarlo. Su discurso estaría encontrando eco en muchos chilenos que aspiran a una vida buena centrada en el respeto a la vida, la familia, el trabajo, el orden social, la libertad, la amistad cívica, la probidad pública y privada y un etcétera de hondo sentido común. El adversario se encuentra bien definido: la izquierda ideologizada que tanto daño le está causando a Chile, claramente representada en Guillier y Sánchez. Sin ambigüedades ni acomodos dice lo que piensa y se apresta a hacer lo que dice, dispuesto a no transar los principios fundamentales, aun a costa de una eventual pérdida de popularidad. Por lo mismo, se entiende bien que a Piñera (no únicamente a él) Kast le esté resultando un rival incómodo.
El argumento de que sufragar el 19 de noviembre por Piñera sería un “voto útil” es una invitación al mismo tiempo pobre y errónea. Pobre porque no se fundamenta ni en la calidad del candidato ni en el de su programa; no propone más que un “mal menor” (votar por temor). Errónea: primero, porque para quienes ven en una candidatura alternativa un bien mayor, sus conciencias deberían finalmente inducirlos a elegir ésta y no otra. Segundo, porque es posible que Kast pueda sumar votos de miles de desencantados con la política de cara a una segunda vuelta electoral, atendido que no es real que Piñera pueda ganar en la primera. Tercero, porque el mejor escenario para Chile es que el balotaje se dirima entre dos candidaturas de derecha y centroderecha, realidad difícil aunque alcanzable tenida en cuenta la dispersión del voto esperable en la izquierda (6 candidatos). Cuarto, porque los electores saben por historia el enorme mal para Chile y la derecha que en el pasado significó que sus seguidores eligiesen bajo el concepto del mal menor (Frei, 1964). Para reflexionar y decidir.