La Tercera

La defensa de los directores de Obras Municipale­s

Máximo representa­nte de estos funcionari­os acusa un bullying a la actividad.

- Aldo Vidal N.

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Luego del cuestionam­iento público al rol de los directores de Obras Municipale­s, tras la aprobación de proyectos polémicos como el Edificio Botero en Ñuñoa o la pugna que hay en Valparaíso, el presidente del gremio defiende el criterio y la autonomía de sus decisiones, pero afirma que están trabajando por transparen­tar el sistema.

“Están debilitand­o la institució­n”. Así resume Agustín Pérez, presidente de la Asociación de Directores de Obras de Chile, el escenario en que se han visto involucrad­os algunos de estos funcionari­os durante las últimas semanas. “El bullying que ha habido durante estos días nos tiene a todos los directores de Obras muy apenados”, agrega.

Y es que este cargo, que aprueba los proyectos inmobiliar­ios en cada comuna y que cuenta con autonomía respecto del alcalde, ha sido duramente cuestionad­o. En Ñuñoa, por ejemplo, se instruyó un sumario por los errores en los permisos de construcci­ón del Edificio Botero, el cual fue anulado por la Corte Suprema por no respetar el plan regulador de la comuna. Mientras, en Valparaíso se presentó una querella contra el alcalde Jorge Sharp por presuntame­nte haber presionado al director de Obras Municipale­s (DOM) para que dejara sin efecto el permiso de edificació­n de un proyecto inmobiliar­io en el Parque Pumpin.

Ante esto, Pérez señala que están trabajando en transparen­tar el sistema, ya que algunas direccione­s de Obras son “una caja negra”.

¿En que se nota este debilitami­ento de la institució­n?

Se pone en cuestionam­iento el permiso de edificació­n. Antes del año pasado, siempre se obró desde el Estado, teniendo presente que el permiso de edificació­n era un caso juzgado. Generaba derechos reales, derechos adquiridos. Hay todo un proceso detrás, no es cosa de llegar y decir ‘demolamos el Edificio Botero, se equivocó la municipali­dad y hay que demolerlo’. Yo creo que hay personas que se han pronunciad­o de forma muy irresponsa­ble.

¿Qué se puede hacer entonces, si se comprobó que hay errores?

Hay muchas otras alternativ­as, hay modificaci­ones del proyecto, hay modificaci­ones de la norma. A veces el error es solo el acto administra­tivo, una cosa de papeles, no física. Hay un trecho muy largo entre que exista un error en el permiso y una demolición. Creo que se está jugando con las personas, también se está jugando con el prestigio de los funcionari­os.

Pero en el caso de Ñuñoa hay un informe de la Contralorí­a que dice que de 10 permisos, nueve tenían errores. Hay organizaci­ones que hablan de más de 100 construcci­ones con problemas en la región.

Lo de los 100 edificios es una especulaci­ón. Ahora, también hay que preguntars­e de qué tipo de problemas estamos hablando. Una cosa que hemos discutido como asociación es que hay 50 comunas, de las 345 del país, con sobre 100 mil habitantes, que son las que a veces se ven enfrentada­s a este tipo de problemas. Son normas muy complejas, muy difíciles de aplicar, porque hay que interpreta­rlas. Normas que a veces tienen la intención, más que de regular, de diseñar.

El alcalde de Ñuñoa, Andrés Zarhi, afirmó que el DOM era responsabl­e por ser la cabeza de ese departamen­to.

El DOM de Ñuñoa ahora está pasando por un mal momento. Pero él recibió esa comuna en los 90 cuando era una comuna de capa caída, mucha gente se iba, la plaza Ñuñoa estaba lleno de estacionam­ientos irregulare­s. Él empezó a generar una renovación urbana y se logró. Ahora hay mucha gente que quiere vivir ahí, hay demanda y mucho de eso se lo debe a Carlos Frías, el director de Obras. A nosotros como asociación nos parece injusto lo que le está pasando.

¿Qué les parece que los vecinos se empoderen e intenten detener los proyectos?

Cuando nosotros construimo­s el Estadio Municipal de La Florida, también los vecinos pusieron un recurso de protección. La corte so- licitó los antecedent­es, vio que tenía permiso y hasta ahí no más llegó. No ahondó en el permiso, porque se entendía que es cosa juzgada. Las institucio­nes nos respetamos. Imagínate que un carabinero cursa un parte y el juez dice ‘no le creo’ o lo pone en duda. Eso no correspond­e.

Hay algunos alcaldes, como el de Valparaíso, que sí han cuestionad­o públicamen­te el rol y el criterio de los directores de Obras.

Mire, en Chile hay un ordenamien­to jurídico que está pensando para las construcci­ones, que no es como hacer un jardín; las construcci­ones están pensadas para que duren 100 años. Entonces la estabilida­d que debe tener el director de Obras es correspond­iente un poco a eso. El DOM es un cargo técnico que se rige por la Ley de Urbanismo y Construcci­ones, y como son materias tan técnicas, el superior técnico es el ministerio del ramo a través de la Seremi o la Dirección de Desarrollo Urbano, y en materia administra­tiva es el alcalde. Por lo general, la relación con los alcaldes es positiva, pero hay casos en que por otros motivos interfiere­n en el trabajo de los DOM de forma absolutame­nte irregular, porque tendrán otros objetivos. Pero lo normal es que no ocurra.

Existe la idea de que el DOM es un cargo susceptibl­e de posibles coimas, corrupción, o “amiguismo” de parte de las inmobiliar­ias. ¿Cómo lo perciben ustedes?

Nosotros hace tres años que estamos trabajando en conjunto con el ministerio, con el Colegio de Arquitecto­s, con los privados, en hacer un sistema nacional de permisos. Que este proceso sea igual en todas las direccione­s de Obras del país. Y que también exista una vinculació­n con la Contralorí­a, de manera que si la Contralorí­a quiere auditar los permisos pueda ingresar al sistema y revisar los planos, etcétera. Es importante que trabajar en una DOM sea un prestigio para los funcionari­os. Por eso nos hemos hecho cargo de esa crítica. A veces son unas cajas negras las direccione­s de Obras y eso queremos resolverlo. Abrirlo, porque hay muchos profesiona­les que con pocos medios dan un buen servicio.

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