Beneficio de inventario
CONOCIDAS LAS RECIENTES ENCUESTAS POLÍTICAS, LA CONCLUSIÓN ES UNA SOLA: HABRÍA QUE TOMARLAS CON MÁS BENEFICIO DE INVENTARIO.
El mundo político no solo se ha vuelto adicto a las encuestas, tanto que su entrega se transmite en vivo o se anticipa en programas de televisión el día anterior, sino que las asimila como una verdad sin mucha mirada crítica, elevándolas a la calidad de “oráculo”. Eso, sin tener en cuenta que antes se han equivocado – aquí y en otras partes-, y que presentan contradicciones o aspectos que se contraponen al sentido común. Veamos.
La encuesta Cadem de “octubre semana 2” dijo que en segunda vuelta Sebastián Piñera obtendría un 51% del voto probable, mientras que Alejandro Guillier lograría apenas un 36%. Pero a la semana siguiente, la brecha se acortó a 47% vs. 42%. Una semana que fue políticamente plana y en que realmente no pasó mucho. Entonces, ¿qué justifica tan dramático cambio en el pronóstico? Piñera de vencedor inapelable, pasó a ser caballo casi pillado. Ningún experto advirtió la contradicción, ni menos intentó descifrarla.
Antes que terminara esa misma semana, se publica el sondeo del CEP. En ella Piñera aparece como casi seguro ganador, contradiciendo la última Cadem. Se dice que la CEP es técnicamente mejor, pero si es así, ¿por qué la segunda acapara entretanto los titulares? Centrémonos en otro detalle: según la encuesta de agosto del centro de estudios, José Antonio Kast había logrado un nivel de conocimiento de 63%, pero en la última cae al 57%. Es un dato que era un candidato considerado marginal e ignorado por la prensa, pero de tanto decir llanamente lo que cree, sin dobleces ni medias tintas, y de no eludir preguntas con respuestas políticamente correctas, comenzó a llamar la atención. Más aún, fue el manifiesto “ganador” del primer debate (lo dicen todos) y se destacó en el segundo, tanto que comenzó a ser noticia y comentario obligado todos los días en la prensa; una suerte de “trending topic” noticioso. Por lo mismo resulta sorprendente que haya caído en las preferencias, pero es inexplicable que haya ocurrido en el nivel de conocimiento. Carece de sentido que mientras alguien más figure menos lo conozcan. Nadie ha explicado técnicamente por qué 1 de cada 10 personas que conocían a Kast, ahora no saben que existe; es decir, qué justificaría que le hayan hecho “la desconocida”.
Otra cosa más: Carolina Goic, con malos resultados en ambos sondeos, reaccionó acusando los vínculos de dos personeros que están tras de ellos, ya que fueron funcionarios del gobierno de Piñera. Pues bien, la candidata DC tiene razón: hay un problema objetivo de transparencia y que pone de manifiesto la endogamia de nuestro sistema político. Situación que no será culpa de los aludidos, pero la mujer del César no solo debe serlo sino parecerlo, y las encuestas no manifiestan en sus antecedentes ni un atisbo de prevención sobre el potencial conflicto de interés. El tema para ellos no existe. La conclusión es una sola: habría que tomar las encuestas políticas con más beneficio de inventario.