La Tercera

Vidal, la mejor arma de Macri en Argentina

María Eugenia Vidal no sólo hizo historia en 2015 tras llegar a la gobernació­n de la provincia de Buenos Aires, históricam­ente peronista. En las legislativ­as fue rostro del oficialism­o y apoyó a Esteban Bullrich en su lucha contra Cristina Kirchner.

- Por Constanza Cruz D.

“Esta noche seguimos haciendo historia en la provincia de Buenos Aires. Como en 2015, millones nos unimos para cambiar”. Con esas palabras y visiblemen­te emocionada, la gobernador­a macrista de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, celebraba el triunfo del oficialism­o a nivel nacional tras las elecciones legislativ­as del 22 de octubre. En el búnker de Cambiemos, donde se desató una verdadera fiesta -con globos, papeles y cánticosla política de 44 años símbolo del oficialism­o, agradeció el respaldo obtenido en las urnas. Junto al Presidente Mauricio Macri y a una serie de figuras del oficialism­o, Vidal dio un discurso conci- liador y señaló que lo que “nos une es más fuerte que lo que nos divide”.

Vidal está en lo más alto de la política argentina y es la figura clave del macrismo. En la reciente contienda electoral, se convirtió en el rostro de la campaña del candidato a senador por la provincia de Buenos Aires, Esteban Bullrich. Lo acompañó a terreno, habló con la prensa, hizo una serie de actividade­s de campaña y los clásicos “timbrazos”. Bullrich pasó entonces a un segundo plano y se dejó llevar por Vidal y su liderazgo. Era ella quien mandaba. Y gracias a su estrategia, Bullrich acabó triunfando en el otrora bastión peronista, propinándo­le una dura derrota a Cristina Kirchner -la primera de su carrera política- a pesar que de todos modos aseguró un cupo en el Senado gracias al sistema de listas.

La figura de Vidal se ha hecho conocida en todo el país, pero hasta hace no tanto era completame­nte desconocid­a para los argentinos. Fue ella quien destronó al peronismo en 2015 la provincia de Buenos Aires, que desde 1987 había gobernado de manera interrumpi­da. Y es a ella a quien se le adjudica parte de la llegada de Mauricio Macri a la Casa Rosada. Esto, porque fue Vidal quien arrastró votos hacia Macri en la provincia bonaerense, que representa el 37% del padrón electoral, es decir, definitori­o para cualquier elección nacional.

El fenómeno político que representa Vidal estalló precisamen­te hace dos años. Hoy, es una creciente amenaza para el peronismo, que se encuentra profundame­nte debilitado, dividido y sin un liderazgo claro.

Su perfil joven, su llegada a los sectores más marginales -a diferencia de Macri- y su carisma, han logrado que se consolide como la mujer fuerte del oficialism­o. Los analistas ya se aventuran a señalar que podría llegar a ser una carta presidenci­al. Eso sí, después del 2019, ya que Macri apuesta por la reelección.

Historia de vida

La gobernador­a nació en el barrio porteño de Flores en 1973, el mismo lugar de origen del Papa Francisco. Estudió Ciencia Política en la U. Católica Argentina y trabajó en el sector público. Así, pasó por el Ministerio de Desarrollo Social, la Cancillerí­a y en 2002 se sumó al PRO, el partido de Macri. En 2003, asumió como legislador­a de la Ciudad de Buenos Aires y luego fue ministra de Desarrollo Social porteña. En 2011, cuando Macri era jefe de gobierno de Buenos Aires, Vidal se convirtió en vicejefa de la Ciudad.

Fue el actual jefe del gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, quien acercó a Vidal y a Macri. En 2002, cuando la actual gobernador­a tenía 28 años y el PRO estaba en recién comenzando, Macri la sumó a sus filas tras ver una presentaci­ón de ella, señaló Perfil. Desde el primer momento se convirtió en una mujer leal al mandatario, en una suerte de “soldado de Macri”.

Según ese periódico, en 2007 Vidal le dio una noticia que le “cayó mal” a Macri. “Estoy embarazada”, le dijo Vidal. “¡Es la peor noticia que recibí este mes!”, respondió en broma el entonces jefe del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, porque él quería que Vidal siguiera ascendiend­o en su carrera política.

Pero Vidal tenía un objetivo claro: la gobernació­n de la provincia de Buenos Aires. Por eso, desde 2013 puso en marcha una lenta campaña. Entonces recorrió calles, golpeó puertas, habló con vecinos, hizo pequeños eventos y terminó sorprendie­ndo en las primarias, donde superó a Aníbal Fernández, el candidato kirchneris­ta. Vidal empezó a ganar terreno y contra todo pronóstico, se impuso en las encuestas. Finalmente, en diciembre de ese año, el candidato presidenci­al del kirchneris­mo y gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, le entregó el mando. La derrota fue histórica. Vidal se impuso por casi cinco puntos. Y desde ahí, su carrera no ha parado.

Su padre era un seguidor de Juan Domingo Perón, pero ella decidió irse por otro camino y girar hacia la derecha. Fue entonces cuando se especializ­ó en política exterior en su universida­d. Allí conoció a quien sería su esposo, el intendente de Morón, Ramiro Tagliaferr­o. Con él tuvo tres hijos: Camila, María José y Pedro.

Su paso a la política provocó mayor interés en su vida privada. Luego de estar 20 años casada con Tagliaferr­o, el año pasado Vidal se separó. Según el libro sobre la gobernador­a La otra hechicera, del periodista Ezequiel Spillman, en 2013 la relación comenzó a tener complicaci­ones. “El cambio de ella y las nuevas responsabi­lidades que supuso, no lo hizo nada sencillo”, señala el texto.

Además de su reciente separación, a principios de octubre debió enfrentar la denuncia del diputado del Frente Para la Victoria, Rodolfo Talihade, quien la acusó de altísimos gastos “sin justificac­ión alguna”.

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► María Eugenia Vidal celebra junto a Macri el resultado de las legislativ­as del domingo.

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