La Tercera

País está entre los siete de mayor consumo de comidas procesadas

Chilenos pasaron de consumir 21 kilos de productos ultraproce­sados en 2000 a 30 kilos en 2013, alza de 42%.

- Cecilia Yáñez

El año pasado, la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Alimentaci­ón y la Agricultur­a (FAO) publicó “Alimentos y bebidas ultraproce­sados en América Latina”, un documento en el que da cuenta de cuántos kilogramos y litros de estos productos se consumiero­n (compraron) en el período 2000-2013 en el mundo (ver infografía).

Dentro del concepto comidas ultraproce­sadas se considera a los snacks, cereales, dulces, helados, galletas, productos para untar, salsas y comidas listas, mientras que en el ítem bebidas ultraproce­sadas se incluye, además de las gaseosas, jugos de frutas y verduras, bebidas deportivas y energizant­es, té y café listos para beber.

Según estos datos, los chilenos pasaron de consumir 21,3 kilos de productos ultraproce­sados en el año 2000 a 30,4 kilos en 2013, un crecimient­o de 42,7%. En cuanto a las bebidas ultraproce­sadas, de consumir 104,2 litros se llegó a 170,2 litros en el mismo período; esto es, 63,3% de crecimient­o.

Si se consideran las ventas conjuntas de bebidas y alimentos ultraproce­sados en 2013, el país ocupa el séptimo lugar entre 80 naciones con 201,9 kilogramos de ventas al menudeo per cápita.

“En Chile somos campeones mundiales en el consumo de pan, jugos azucarados, mayonesa y chocolates. Solo de helados consumimos 8,2 kilos por habitante al año en comparació­n con otros países de América Latina que consumen menos de 3 kilos. En chocolates, llegamos a 2 kilos por persona y solo en galletas, golosinas o snacks, 8 kilos por habitante al año”, dice Fernando Vio, académico del Inta.

La comida rápida tiene su propio ítem. En América Latina, el número per cápita de compras de comida rápida aumentó 38,9% durante el período de estudio (de 13,6 en 2000 a 18,9 en el 2013). En Chile, igual que en Bolivia, Colombia, Costa Rica, Perú y República Dominicana, este crecimient­o fue más del doble. En Chile se pasó de 5,5 compras per cápita en 2000 a 13 en 2013.

Samuel Durán, vicepresid­ente del Colegio de Nutricioni­stas Universita­rios de Chile, recalca que en el caso de la comida rápida, la disponibil­idad de locales coopera con el aumento de compras. “Hay más locales disponible­s, como sociedad tenemos más dinero para gastar en ellas y en términos reales tampoco son tan caras. Como tienen harta grasa, azúcar y sal son apetitosas y fáciles de comer. Es cuestión de abrir la bolsa y allí están, por eso han crecido tanto entre la población, igual que los cafés saborizado­s, con crema y caramelo, y todo en tamaño XL y rápido”, indica. ●

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