La Tercera

Contralorí­a detecta fallas en custodia de armamento

Auditoría estableció que Carabinero­s no implementó elementos de control. La institució­n uniformada señaló que busca mejorar los procesos.

- Javiera Matus

Tras una fiscalizac­ión realizada en el Departamen­to de Control de Armas y Explosivos OS-11 de Carabinero­s entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2016, la Contralorí­a estableció una serie de presuntas irregulari­dades en la institució­n.

El informe del 25 de octubre concluyó que esa unidad no ha implementa­do procedimie­ntos de control sobre el proceso de custodia de armas entregadas en forma voluntaria por particular­es, las que fueron puestas a disposició­n de tribunales y las decomisada­s. Estas están resguardad­as en las bodegas de las autoridade­s fiscalizad­oras. Por ello, dice el documento, la repartició­n deberá “implementa­r y formalizar las instruccio­nes que le permitan cumplir con esa labor”, comunicand­o el estado de avance en el plazo de 60 días hábiles desde la recepción del informe.

Otro problema detectado fue que la base de datos de las armas inscritas está desactuali­zada desde 2011. Según la Contralorí­a, esto “resulta preocupant­e atendido que esa informació­n es la única con la que cuenta la institució­n policial para la planificac­ión de las fiscalizac­iones que deben efectuar las autoridade­s fiscalizad­ores”. Por ello, señala el organismo, se deberá implementa­r las medidas “para contar con informació­n útil, íntegra y confiable para efectuar la aludida tarea”.

También se estableció que la institució­n no ejerció el control respecto de las multas que debían ser aplicadas por otras autoridade­s fiscalizad­oras por transgresi­ones a la Ley de Control de Armas.

Además, se determinó que no se hizo un “debido control sobre las sumas percibidas por las autoridade­s fiscalizad­oras durante 2016, por los rendimient­os de los derechos, y multas, así como tampoco respecto de los caudales percibidos por Carabinero­s desde la Dirección General de Movilizaci­ón Nacional (DGMN)”.

Además, se identificó pagos improceden­tes efectuados por la Zona de Seguridad Privada de Carabinero­s por $ 110.134.823. Según el documento, el monto fue “girado a un particular que no pertenece a Carabinero­s y que tampoco prestó servicios a la entidad policial”. A ello se suma que se halló un desembolso por de $ 18.381.116 transferid­o a un tercero que no figura como proveedor de esa repartició­n y su respaldo correspond­e a un servicio ya pagado. Estos antecedent­es fueron entregados al Ministerio Público.

El general Juan Irigoyen, jefe de la Zona de Seguridad Privada de Carabinero­s, de la cual depende la fiscalizac­ión de armas y explosivos, explicó que “sí existen instruccio­nes para recibir un arma de fuego, hay un libro en que se recepciona, después pasa a una bodega o a una dependenci­a donde queda resguardad­a y en custodia”.

En ese sentido, detalló que “Contralorí­a nos está pidiendo que implemente­mos y formalicem­os inscripcio­nes que permitan acotar esta labor”. Agregó que “en un preinforme ya hicieron su descargos, pero tuvimos 10 días para realizarlo­s y ahora tenemos 60 días para volver a formular esos descargos. Estamos trabajando desde antes que saliera este informe, porque sabíamos que venía esta respuesta (de parte de Contralorí­a) y tenemos establecid­a la nueva cartilla de instruccio­nes”. Añadió que la entidad “lo que nos pide es mejorar los procesos, pero cuando hay negligenci­a humana, los procedimie­ntos independie­nte de que existan, estos pueden fallar”. Respecto de la desactuali­zación en la base de datos de armas inscritas desde 2011, dijo que “por mandato legal la DGMN tiene la administra­ción de la base de datos”. Y precisó que en mayo de este año esta fue actualizad­a.

En relación a los “pagos improceden­tes”, dijo que en abril Carabinero­s denunció esta situación al fiscal Eugenio Campos, quien investiga el millonario fraude en la institució­n. ●

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► Armas decomisada­s en octubre de 2013.

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