CÓMPLICES DEL NARCO

SEÑOR DIRECTOR

El narcotráfico es una plaga que hay que exterminar antes que sea incontrolable. La convicción general flaquea, sin embargo, cuando el tema en discusión no es el narco como fenómeno, sino el consumo.

Cuando se trata del consumo aparecen en masa los defensores del libre albedrío -ilustres catedráticos del derecho a comprar o consumir lo que les dé la gana-, con brillantes argumentos a favor del mercado y de las bondades de la marihuana (que “es natural” y los relaja, que “es más sana que el cigarro”, que “no le hace daño a nadie”). De la cadena que hay detrás, sin embargo, no se hacen cargo.

La realidad es que el mercado de las drogas funciona en base a oferta y demanda y que el pito “inofensivo” que fuman ocasionalmente con sus amigos en la tranquilidad de sus casas tiene un impuesto escondido; un par de balas, algún muerto, algún nuevo fichaje en el Sename. Ese pito no es inofensivo ni un estandarte de las libertades personales. Al contrario, los vuelve clientes de las bandas de narcotraficantes y cómplices de la epidemia social que traen consigo.

Combatir el tráfico de drogas no solo es trabajo de las policías y el Ministerio Público; implica también que cada uno asuma su cuota de responsabilidad en el robustecimiento de este mercado y que antepongamos el bien común a un gustito de fin de semana.

Cristóbal Acevedo