La Tercera

Jubilación del modelo

ESTE GOBIERNO JUBILÓ A LA BUENA ECONOMÍA Y SE HA DEJADO LLEVAR POR LA IDEOLOGÍA. EN CAMBIO, EL PROGRAMA DE PIÑERA RESCATA LA BUENA ECONOMÍA.

- Rolf Lüders Economista

La presentaci­ón del programa de gobierno de Sebastián Piñera generó diversas reacciones y explicacio­nes. Me pareció especialme­nte interesant­e aquella de Mauricio Rojas, que fundamentó lo que constituir­ía la creación de un Estado de Bienestar en Chile. Junto con ello, sostuvo, se estaría abandonand­o el imperante modelo de Chicago.

No hay tal cosa como ese modelo. Lo que sí existe es la escuela de economía de Chicago, de carácter académica. Ella se distinguió de otras escuelas competitiv­as por su carácter cuantitati­vo y científico, y por plantear sus hipótesis en base a la teoría microeconó­mica. En los casos pertinente­s utilizaba, para formular sus tesis, el supuesto de la existencia de mercados competitiv­os. Hoy ese tipo de economía es universalm­ente aceptada y practicada (Deirdre N. McClosky, 2005).

Lo que sí existe en Chile es una economía social de mercado cuyas bases fueron establecid­as por los Chicago Boys -discípulos de la mencionada escuela- durante el régimen militar. Las institucio­nes y las políticas económicas y sociales correspond­ientes se diseñaron e implementa­ron pragmática­mente, consideran­do los problemas existentes, las restriccio­nes de recursos, la teoría económica generalmen­te aceptada, y -cuando fue necesario suplir a la última- las preferenci­as de los responsabl­es de la política económica. Es cierto que durante el régimen militar existió una predilecci­ón por tratar de lograr una mayor libertad de emprendimi­ento, una alta tasa de crecimient­o económico (con su correspond­iente énfasis en la reducción de la pobreza), y el mayor grado posible de igualación de oportunida­des (en vez de resultados).

Sin embargo, los objetivos de política económica han ido cambiando, ya sea porque se ha ido modificand­o el ambiente internacio­nal, la disponibil­idad de recursos, y/o las preferenci­as. No es lo mismo el país de 1973 con un 30 por ciento de pobreza, que aquél relativame­nte próspero de 2017, que tiene una amplia clase media emergente que teme volver a caer en la pobreza. Tampoco hay que olvidar que por motivos electorale­s los gobiernos -más que tratar de lograr ciertos fines morales, como podría ser una mayor reducción de la pobreza- tienden a reflejar las preferenci­as del votante mediano. Éste ya no es pobre, sino pertenece a una clase media que demanda una buena red de protección social.

Pero una cosa son los objetivos de las políticas sociales que se desean alcanzar (un asunto de política) y otra muy distinta es cómo esos fines se logran mejor (una materia que en buena medida es técnica). Es en esto último en que el actual gobierno ha fallado miserablem­ente, porque jubiló a la buena economía y se ha dejado llevar por la ideología. En cambio, el programa de Piñera rescata la buena economía y considera un efectivo perfeccion­amiento de la red de protección social, tratando simultánea­mente de evitar el asistencia­lismo inconvenie­nte.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile