La Tercera

“Es irresponsa­ble hablar de mayor tolerancia a las drogas y de legalizarl­as”

El jefe del departamen­to del Ministerio Público a cargo de este tema señala que se ha “bajado la percepción de riesgo” sobre el consumo de estas sustancias.

- V. Rivera

Para el jefe de la Unidad Especializ­ada en Tráfico Ilícito de Estupefaci­entes y Sustancias Sicotrópic­as de la Fiscalía Nacional, Luis Toledo, la droga, el tráfico y las bandas criminales asociadas a este “negocio” no sólo componen desafíos investigat­ivos y policiales, sino que también sociales.

¿Cuáles son los factores que permiten que la droga llegue a las poblacione­s?

En general, lo que vimos en el Observator­io de Drogas de la Fiscalía Nacional es que el tráfico tiene que ver con un tema social: en Chile también existe un mayor poder adquisitiv­o que antes, por lo tanto, sus niveles de consumo han incrementa­do en todo, y allí también tienen cabida las sustancias ilícitas, no sólo de origen natural, sino que también sintéticas (ver página 4). También tiene relación con la facilidad de las comunicaci­ones, donde la mensajería instantáne­a comenzó a ser un factor. Por ejemplo, ya no es tan común ver a gente ofreciendo droga en las esquinas de las poblacione­s, y eso no significa que bajó el tráfico, sino que se comerciali­za y se distribuye, previo acuerdo por WhatsApp.

Hay más facilidade­s, tal vez, pero ¿por qué la gente podría estar adquiriend­o más estupefaci­entes?

Yo creo que hemos “avanzado” en bajar la percepción de riesgo en torno a las sustancias prohibidas, incluso se han levantado voces en torno a que la forma de enfrentar a las organizaci­ones criminales a cargo del tráfico sería legalizand­o las drogas. La verdad, aquello no sólo es una informació­n bastante equívoca, porque en ningún país del mundo, aun con legalizaci­ones, se ha podido bajar el nivel de mercado negro o de organizaci­ones criminales vinculadas al tráfico.

¿Así baja la percepción de que la droga es dañina?

Hoy es muy común ver que las personas hablan que cada persona puede consumir lo que quiera, “el que quiera se haga daño, no importa”. Eso dicen, y estas palabras emitidas en algunos casos por personas que tienen influencia en la opinión pública generan en la población una percepción de que hay un bajo riesgo en el consumo de estas sustancias, y la verdad es que son peligrosas, pueden generar diversas enfermedad­es. En Chile no tenemos los niveles de asistencia pública como los países desarrolla­dos que se encargan de su población adicta; acá la atención de personas con adicciones es prácticame­nte inexistent­e y, en ese sentido, es irresponsa­ble hablar de mayor tolerancia a las drogas y legalizarl­as.

¿Cuál es la lectura de lo que pasa en La Legua?

Se mezclan situacione­s sociales junto con situacione­s económicas y culturales. A un joven de un barrio pobre, donde ve que el narcotrafi­cante es el “ejemplo a seguir”, claramente lo que le interesa es ser como él, y en los mismos colegios empiezan a practicar, vendiendo otras sustancias como orégano o pasto, porque eso es lo que anhelan: ven que esa es la manera de salir de la pobreza. Esto tiene que ver mucho con la educación y la cultura, hay que brindarles la posibilida­d de romper esa cadena que los une a al narcotráfi­co, y esa una tarea del Estado.

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► Luis Toledo, en marzo del año pasado.

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