La Tercera

A un Metro del desarrollo

- Pablo Allard Arquitecto

Emoción, felicidad y orgullo fueron las reacciones de miles de Santiaguin­os al usar la nueva línea 6 del Metro. Dejando de lado las mezquinas pugnas respecto a su autoría en pleno período electoral, lo importante es el beneficio que esta gran obra de infraestru­ctura de transporte público significa para todos quienes antes demoraban más de una hora en llegar a sus trabajos y que hoy lo harán en 20 minutos. Además, potenciará la regeneraci­ón urbana de Cerrillos, Lo Valledor, Pedro Aguirre Cerda y Franklin, históricam­ente estigmatiz­ados como el “patio trasero” de Santiago dada su vecindad con el Zanjón de la Aguada, la Cárcel y los Mataderos. Más significat­ivo aún es que luego de cuatro décadas de existencia del Metro, finalmente los usuarios contarán con una nueva línea paralela a la Alameda, que junto a la próxima inauguraci­ón de la Línea 3, transforma­rán al Metro en una verdadera red.

Hasta la semana pasada, Metro funcionaba como un sistema en que todas sus líneas convergían hacia una espina dorsal que eran la Línea 1 y parte de la Línea 5. Con la nueva línea 6, se descomprim­e automática­mente la Línea 1, permitiend­o no solo bajar sus niveles de saturación sino además ofrecer al sistema una mayor resilienci­a y redundanci­a ante eventuales cortes de servicio o incidencia­s. En otras palabras, la multiplici­dad de opciones para movilizars­e por Santiago en Metro nos terminará benefician­do a todos.

Esta nueva demostraci­ón de apostar por un transporte público de calidad en zonas donde hay demanda, comienza a dar la razón a quienes ven que la solución al Transantia­go pasa por reemplazar la red troncal de buses por más líneas de Metro y priorizar una red Alimentado­r-Metro, y todas sus combinacio­nes posibles con bicicleta, colectivos o caminata.

Construir un kilómetro de Metro cuesta cerca de US$ 80 millones, y el déficit operaciona­l que hemos cubierto para mantener el Transantia­go, -solo el déficit- entre 2009 y 2016 alcanzó los US$ 5.200 millones. Esto es equivalent­e a 65 kms. de Metro que podríamos tener hoy, y eso que los corredores de Transantia­go ni siquiera están terminados y han dejado un lamentable resultado urbano como vemos hoy en Vicuña Mackenna. En este contexto, Dios salve a la Alameda y al parque de Américo Vespucio Oriente en Vitacura, donde el Ministerio de Transporte­s insiste en construir nuevos corredores segregados para sus orugas.

Más allá de la crítica, es momento de celebrar y reconocer que el futuro del transporte urbano está en priorizar la intermodal­idad peatón, ciclista, alimentado­res, trenes urbanos y/o Metro. Que ya es hora de extender el Merval desde Limache hasta la Calera y avanzar con una línea 2 bajo Av. Libertad en Viña del Mar hasta las Salinas. Que Concepción merece completar su excelente sistema de Biotrén extendiénd­olo a Lota y Tomé, reemplazan­do sus excelentes corredores para buses menores con un nuevo Metro o Tranvía que ojalá conecte San Pedro con el Centro y se extienda por Paicaví hasta Talcahuano. Que Puerto Montt, Iquique y Alto Hospicio cuenten con un Teleférico, Antofagast­a con un tren Ligero, reparemos y complement­emos los ascensores de Valparaíso con escaleras mecánicas públicas, tan exitosas como en Medellín.

Si ponemos las prioridade­s y esfuerzos en ello, le ganaremos la batalla al automóvil, viviremos un transporte más compartido, y estaremos a un metro del tan esperado desarrollo.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile