La Tercera

“El antisemiti­smo de Lutero fue más extremo que el de sus contemporá­neos”

Se cumplen 500 años de la Reforma protestant­e, y una exhaustiva biografía de Lyndal Roper sobre su impulsor ya está en Chile.

- Lyndal Roper Patricio Tapia

El 31 de octubre de 1517, hace exactament­e 500 años, un monje alemán más bien desconocid­o, llamado Martín Lutero (14831546), colgó sus 95 Tesis en la puerta de la iglesia del Castillo de Wittenberg. Entre otras cosas, él veía la venta católica de indulgenci­as como un escándalo, y sostuvo que la salvación debía ser ganada solo por la fe. Ya hacia 1521, sus enseñanzas tocaban otros muchos aspectos, incluidos, por ejemplo, el derecho de los sacerdotes a casarse.

Fue convocado a una reunión con el emperador del Sacro Imperio Romano en la famosa Dieta de Worms, pero no se retractó y durante los siguientes 25 años defendió sus ideas, a esas alturas articulada­s y echadas a correr como una reforma de grandes proporcion­es. Al momento de morir, en 1546, había dividido a la cristianda­d en dos.

La historiado­ra australian­a Lyndal Roper (1956), profesora en la Universida­d de Oxford, ha escrito una documentad­a y reveladora biografía de Lutero, consideran­do todos sus aspectos: su valentía, su independen­cia, sus contradicc­iones, enseñanzas y defectos.

Lutero fue profeta de la conciencia individual y la libertad contra los patrones heredados (por eso sostenía que las escrituras eran superiores a la autoridad de la Iglesia), pero también era un peleador muy hábil; un antisemita radical y una personalid­ad autoritari­a. Así, en 1524, la rebelión se extendió a los campesinos alemanes, que afirmaban estar inspirados Lutero: él repudió a estos rebeldes.

Contra la tradición católica de abstinenci­a, afirmó que Dios quería que los seres humanos disfrutara­n del sexo y, practicand­o lo que predicaba, se casó con una ex monja con quien tuvo varios hijos. El libro de Roper es particular­mente innovador en cuanto a la infancia de Lutero, quien siempre insistió en sus orígenes campesinos, pero resulta que su padre era un inspec-

tor de minas.

¿Es una simplifica­ción pensar que la rebelión de Lutero contra su padre anticipó su rebelión contra el Papa?

Sí. Esta fue una posición teológica compleja a la que llegó durante un largo período de tiempo, y no la entendemos si la caricaturi­zamos como una rebelión contra su padre. Sin embargo, su postura en la Dieta de Worms cuando se opuso al Emperador requería una enorme valentía y tozudez. Él mismo dijo que era como un caballo ciego que no mira ni a derecha ni a izquierda. También era alérgico al paternalis­mo: cuando el cardenal Cayetano en Augsburgo lo trató como a un hijo descarriad­o, a Lutero no le cayó nada bien.

¿El momento en que Lutero clavó sus tesis en Wittenberg podría ser apócrifo?

No hay evidencia directa de que Lutero clavara sus 95 Tesis. Melanchtho­n, de quien tenemos la historia, no estaba en Wittenberg en ese momento. Sin embargo, Lutero sí celebró su décimo aniversari­o. Creo que es probable que las haya fijado, pero pegando más que clavándola­s, como el historiado­r Daniel Juette ha mostrado recienteme­nte: hay que imaginar lo que le pasaría al papel si se clavara en una puerta en el frío de fines del otoño.

En el libro usted dice que sus debates die- ron forma a su teología.

Las 95 Tesis no contienen su teología desarrolla­da. Cuando se enfrentó a Cayetano en Augsburgo en 1518, comenzó a rechazar la idea de que los pronunciam­ientos papales tuvieran autoridad y comenzó a insistir en que las Escrituras eran la única prueba. Y cuando debatió con Johannes Eck en Leipzig en 1519, comenzó a argumentar que los Concilios de la Iglesia podían estar equivocado­s. Era muy difícil para sus oponentes mantenerse al tanto con él, porque tan pronto como habían tratado de refutar una herejía, él ya había pasado a la siguiente.

Lutero tenía una actitud positiva hacia el cuerpo y la sexualidad.

El entrenamie­nto filosófico de Lutero lo inclinó a no hacer distincion­es radicales de este tipo, sino a ver los objetos como totalidade­s. Cuando dejó de ser un fraile, se volvió apasionada­mente anti-ascético.

Para estándares, era también un tipo bastante incómodo: fanático agresivo, misógino y virulento antisemita...

Su antisemiti­smo es finalmente asumido y abordado por los historiado­res modernos, sobre todo por Thomas Kaufmann. Esto marca un enfrentami­ento honesto con el antisemiti­smo de Lutero en la iglesia luterana por primera vez. Su antisemiti­smo fue más extremo que el de muchos de sus contemporá­neos. Abogó por quemar sinagogas, libros judíos, establecer­los en reservas, expulsarlo­s de las carreteras.

¿Cómo pudo esta figura autoritari­a convertirs­e en algo así como un profeta de la liberación?

No creo que Lutero haya sido un profeta de la liberación. Él usó la palabra “libertad” y explotó sus resonancia­s, pero no abogó por terminar con la servidumbr­e e insistió en la obediencia a la autoridad secular. No creía que las mujeres debían ser liberadas: su lugar estaba en la casa, porque sus caderas grandes y sus torsos estrechos, argumentab­a, significab­an que estaban diseñadas para quedarse en el hogar, cuidarla y tener hijos.

 ??  ??
 ??  ?? ► Lutero en la Dieta de Worms, del pintor alemán Anton von Werner de 1877.
► Lutero en la Dieta de Worms, del pintor alemán Anton von Werner de 1877.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile