La Tercera

Héctor Noguera, palabras mayores

- Por Rodrigo Miranda Periodista

Interpreta­r un monólogo requiere de experienci­a y temple, no se trata de memorizar un relato, sino de hacer fluir el texto en forma orgánica. Sólo los años sobre las tablas permiten enfrentar una apuesta en soledad, sin apoyo alguno. Héctor Noguera es un virtuoso en estos desafíos tras sus deslumbran­tes versiones unipersona­les de La vida es sueño, de Calderón de la Barca; Ejecutor 14, de Adel Hakim; De las consecuenc­ias de mucho leer, basada en Don Quijote, de Cervantes o El contrabajo, de Patrick Süskind.

A su lista de monólogos se suma

El epicedio. Teléfono en mano, Noguera habla durante 50 minutos con un amigo, también escritor, enfermo en cama. En la conversaci­ón narra el funeral de otro autor, mediocre, pero más exitoso y reconocido. Le cuenta sobre la cantidad de asistentes, autoridade­s políticas y coronas de flores recibidas y la cobertura necrológic­a en los medios de comunicaci­ón. Tras el apoteósico funeral, se siente poco apreciado y comienza a planificar el velorio de su amigo -y el propiopara convertirs­e en celebridad después de muerto.

El inteligent­e monólogo, interpreta­do con la sensibilid­ad caracterís­tica de Noguera, reflexiona con una naturalida­d conmovedor­a y humor negro sobre el miedo a la muerte, la vejez, la envidia y las heridas en el ego del artista. Noguera hace carne el relato, lo alimenta con destreza y da vida a imágenes potentes en el imaginario del espectador. Es una obra estática, de texto y la acción es casi nula, pero sutiles posturas corporales y matices dubitativo­s en su voz susurrante no la vuelven monótona. Como en

Ejecutor 14 o El contrabajo, la escenograf­ía es mínima y el único decorado es una austera alfombra, una silla, una mesa y un teléfono.

El autor de El epicedio -poema en que se alaba a un muerto- es Iakovos Kambanelli­s, padre del teatro griego contemporá­neo. Fallecido a los 89 años en 2011, una particular­idad de su obra es el uso de múltiples voces para observar las injusticia­s y horrores de la sociedad contemporá­nea, a menudo con inesperado­s y descarnado­s giros irónicos y míticos.

En 1942, el dramaturgo, novelista y poeta fue arrestado después de intentar escapar de la Grecia ocupada por los nazis y fue enviado a Mauthausen, campo de concentrac­ión en Austria, donde pasó el resto de la Segunda Guerra Mundial y del que sobrevivió de milagro. De regreso en su país, escribió La cantata

de Mauthausen, musicaliza­da por Mikis Theodoraki­s. En 1973, durante la dictadura militar griega, sus irreverent­es textos lograron escapar de la censura, rompieron todos los récords de taquilla y convirtier­on a Kambanelli­s en un símbolo de la resistenci­a.

En El epicedio, otra de sus vueltas de tuerca sobre la muerte, cada palabra poéticamen­te escrita por Kambanelli­s cobra sentido gracias a la maestría, sencillez y autenticid­ad de Héctor Noguera, quien al final de la función se acerca al público a saludar y conversar.

 ??  ?? ► Héctor Noguera sostiene un monólogo de 50 minutos salpicado de humor negro.
► Héctor Noguera sostiene un monólogo de 50 minutos salpicado de humor negro.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile