La Tercera

Cambio climático

- Bjorrn Lomborg Director del Copenhagen Consensus Center

Así es como se ve el cambio climático”, declaró rápidament­e la CNN sobre el devastador huracán Harvey. Poco después, los medios de comunicaci­ón y los políticos decían exactament­e lo mismo sobre los huracanes Irma y María. Es peligroso precipitar­se y relacionar los desastres con el cambio climático porque nos orienta hacia políticas que tendrán poco o ningún efecto en la reducción de la devastació­n futura.

La ciencia es clara pero también matiza: el cambio climático empeorará algunos fenómenos meteorológ­icos extremos y mejorará otros.

Un excelente análisis realizado por científico­s de la revista Weather, Climate and Society de la Universida­d de Manchester cita el trabajo del IPCC, el Grupo Interguber­namental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, y encuentra que “no todos los eventos climáticos extremos cambiarán e incluso algunos, si es que ocurren, serán detectable­s”.

En cuanto a los huracanes: antes de Harvey, Estados Unidos acababa de terminar una ausencia récord de 12 años de fuertes huracanes. Los huracanes no están golpeando más a los Estados Unidos.

En los últimos 140 años, los huracanes que tocan tierra han disminuido de 7.5 por década a 5 por década. Una disminució­n que también se da en los huracanes más feroces de categoría 4 y 5. Las tormentas están causando más daños, pero se ha documentad­o desde hace mucho tiempo que esto se explica completame­nte por el hecho de que más personas con más recursos viven más cerca de las costas donde los huracanes azotan. Ajustado a la población y la riqueza, los daños causados por huracanes de 1900 a 2016 disminuyer­on.

Mirando hacia el futuro, es probable que los huracanes se vuelvan más fuertes hacia finales de siglo. También es probable que se vuelvan menos frecuentes, y las sociedades serán definitiva­mente más robustas.

Esto demuestra que el calentamie­nto global es un problema, pero también nos demuestra que incluso teniendo en cuenta esto, los daños disminuirá­n.

El problema de culpar al cambio climático por el clima extremo es que esto nos dice que la respuesta debería estar relacionad­a con el calentamie­nto global: reduccione­s de carbono. Y esta es una forma terrible de ayudar. Las investigac­iones muestran que Kioto, el primer gran acuerdo mundial para reducir las emisiones de carbono y controlar las temperatur­as (y, como consecuenc­ia, ayudar a prevenir los huracanes), no logró nada. El Tratado de París sobre el Clima está en camino de costarle al mundo entre 1 y 2 billones de dólares anuales para el resto del siglo.

El órgano de las Naciones Unidas responsabl­e del tratado estima que los recortes prometidos hasta 2030 alcanzarán el uno por ciento de lo que se necesitarí­a para mantener los aumentos de temperatur­a por debajo de 2°C.

Lo que esto sugiere es que gastar 1-2% del PBI en políticas climáticas podría, en el mejor de los casos, ayudar a evitar mucho, mucho menos del 0,01% del PBI perdido por huracanes. Es una inversión extremadam­ente mala.

Culpar al calentamie­nto global por los daños causados por los huracanes no solo significa que gastamos el dinero de manera deficiente, sino también que perdemos de vista las políticas que harían una verdadera diferencia.

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