ESENCIA DE LA DERECHA
SEÑOR DIRECTOR
En una columna publicada este domingo, un intelectual de derecha aficionado a la historia insiste en su tesis de que este sector poseería cuatro tradiciones políticas igualmente importantes. Además de liberales y conservadores, deberían considerarse —al mismo nivel— otras dos: socialcristianos y nacionalistas. Asimismo, califica de “fundamentalistas” a quienes, como yo, sostienen que el relato de la derecha debe partir de su mínimo común histórico: la defensa de la libertad económica.
A diferencia de lo que él sostiene, para aproximarse al pasado de la derecha “en su efectiva complejidad”, no basta con asociarla a cualquier cosa que haya existido, sino que es necesario —pues, de esto se trata la sutileza— distinguir entre tradiciones principales y accesorias. Y claramente, las principales han sido la liberal y la conservadora, que se han encontrado en torno al libre mercado (y no necesariamente de manera utilitarista). En cambio, las otras dos han sido políticamente irrelevantes.
El oficio del historiador no consiste en la mera narración de hechos, sino en la interpretación de sus grandes coordenadas. Y lo que a ese intelectual parece molestarle es la valoración del libre mercado como un mecanismo desde el cual las personas pueden buscar su propio destino, sin que deban someterse a un supuesto fin colectivo, impuesto coactivamente por el Estado. Esta antipatía explica el lecho de Procusto que idea para forzar una interpretación muy discutible de la historia de la derecha chilena.