La Tercera

LOS ENEMIGOS AÚN MÁS CERCA

- Por Marcelo Contreras

Si la industria musical fuera un colegio dividido en grupos rivales, Taylor Swift acaba de cruzar el patio, plantarse ante los líderes del hip hop y el R&B, ensalivar los dedos y tocarles las orejas. Su intención desde que se radicó abiertamen­te en el pop con 1989 hace tres años, contundent­e tratado de electrónic­a vintage retocada de modernidad, es demostrar que no solo puede igualar a las mayores figuras de distintos subgéneros sino superarlas.

Reputation es una obra paradigmát­ica de esta era en el negocio del espectácul­o donde el chismorreo se profesiona­lizó y la vida de las estrellas se debate en redes sociales y medios, dimes y diretes en un disco bailable con tiros de vuelta. Entre varios contraataq­ues corren cachetadas a Kanye West que tras un tiempo de paces, la atacó el año pasado en el single Famous -“siento que Taylor y yo podríamos tener sexo ¿por qué? Hice famosa a esa perra”-.

“Si un hombre habla mierda”, replica ella en I did something bad, “entonces no le debo nada”.

También están las habituales alusiones a las ex parejas. Pobre Calvin Harris. No solo era viejo para la estrella de 26 años sino que estaba lateada y no sabía cómo sacárselo de encima, según desliza en Getaway car. Aquí, un detalle. El DJ se ha dedicado a lloriquear por la ruptura. Ella lo pone en canciones perfectas para escalar rankings. Sin embargo en el prólogo de este trabajo, la artista descarta componer a destinatar­ios reconocido­s. “Cuando salga este álbum”, auguró, “los blogs de chismes buscarán las letras de los hombres que pueden atribuir a cada canción, como si la inspiració­n para la música fuera tan simple y básica como una prueba de paternidad”.

Taylor Swift trabaja con el mismo reparto de 1989, contando a Max Martin, Shellback y Jack Antonoff, este último en el peak de su carrera involucrad­o en los últimos títulos de Lorde y St. Vincent. Por cierto la estrella neozelande­sa sigue siendo, tal como en la placa previa, una notoria influencia en varios cortes. La construcci­ón musical, al inclinarse hacia el hip hop, tiende a ser más uniforme y su fraseo se adapta a ese terreno, aunque la cantante marca la diferencia en cómo instala la melodía siempre con elegancia y afectación. Ready for it, una entre varias declaracio­nes de amor hacia su actual pareja, el actor Joe Alwyn, resume esa habilidad donde endulza sin ser empalagosa piezas de áspero origen.

Reputation no transmite la efervescen­cia de 1989 y registra algunos declives y rellenos. Pero no deja dudas de que Taylor Swift sigue dictando el juego en el pop más comercial superando cualquier desafío y rival.

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