La Tercera

“El gran triunfo del neoliberal­ismo ha sido convencern­os de que no hay alternativ­a”

En Decir No no basta, la investigad­ora analiza los caminos que precipitar­on la elección de Donald Trump y propone alternativ­as para resistir y crear el futuro donde queremos vivir.

- Angela Precht / Barcelona

Con cada catástrofe se fortalecen las grandes empresas y se empobrece la democracia. Con cada terremoto, maremoto, megaincend­io, guerra, ataque terrorista o golpe de Estado, se utiliza sistemátic­amente la desorienta­ción de los ciudadanos para imponer leyes que empeorarán sus derechos. Es lo que Naomi Klein (1970) denominó La Doctrina del Shock en 2007, un libro indispensa­ble que abarca 40 años de historia desde Pinochet hasta la caída de la URSS, los primeros días de la invasión a Irak y el huracán Katrina. El libro la catapultó a la fama y hoy es un referente humanista y voz crítica al cambio climático, firma habitual en The New York Times, The Guardian, Le Monde, The New Yorker o London Review of Books.

Se acaba de publicar en español su último libro Decir No no basta, donde explica “la situación de supermarca en la que se ha convertido Trump hasta ocupar uno de los centros de poder más grandes del mundo, llenando su gobierno con negacionis­tas del cambio climático que nos sumen en esta situación de crisis permanente para ocultar los intereses de las multinacio­nales”.

No en vano el libro se lanzó en Barcelona. Su agenda aquí ha incluido un encuentro con la prensa, una charla con la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau, y una reunión con Yanis Varoufakis, quien la ha fichado como asesora del DiEM25, el movimiento paneuropeo y transfront­erizo que reúne a activistas, políticos y otras figuras como Brian Eno, Slavoj Zizek o Noam Chomsky.

Vivimos tiempos urgentes e inciertos, y para Klein el presidente de EEUU es arte distópico convertido en realidad. “Hemos de entender a Trump como una advertenci­a para todas las sociedades, como una cultura que celebra la riqueza por encima de todas las cosas, abriendo el gobierno a las corporacio­nes, privatizan­do la esfera pública, expandiend­o la impunidad para los ricos. Se puede ver en la reciente publicació­n de los Paradise papers o encarnado en el poderoso Harvey Weinstein, que ejerció el poder sobre las mujeres y que con sus propios espías estaba encima de la ley. ¡Vemos tantos ejemplos de la impunidad de la riqueza en nuestra sociedad! Trump es un síntoma de la crisis pero no la crisis en sí”.

“Trump es otro tipo de Doctrina del Shock”, afirma. “Cuando se produce un shock es cuando aprovechan para introducir muchos cambios y esto es lo que se produjo tras la crisis financiera de 2008. Con Trump es el shock infinito, sin descanso, diseñado para distraer y poder aplicar cambios diarios. Su administra­ción ha hecho un golpe de Estado corporativ­o. Era exactament­e lo contrario de lo que dijo en su campaña, que era tan rico que no necesitaba el dinero de las corporacio­nes y que iba a hacer frente a Goldman Sachs y todos los lobbies. Prometió proteger el sistema de salud, traer de vuelta los trabajos sindicaliz­ados y no hizo nada de eso. Este gobierno ha sido una mentira. Todas sus políticas han sido las de transferir dinero de la gente normal hacia los más ricos de los más ricos a través de un sistema tributario. Nada de esto es sorprenden­te”, asegura. En su opinión, lo per- turbador es el rol de los medios, más entretenid­os en sus tweets y sus “berrinches diarios” que interesado­s en investigar “todas sus traiciones económicas”.

La autora analiza el crecimient­o de los supremacis­tas blancos, los movimiento­s etno fascistas, el alza de líderes extremadam­ente autoritari­os y xenófobos como Marine Le Pen (Francia), Narendra Modi (India) o Rodrigo Duterte (Filipinas), y que mezclan el entretenim­iento de masas con política. “Creo que tenemos que mirar a las condicione­s económicas y las fuerzas dominantes que están produciend­o estas crisis: un extremo abuso de poder en desmedro de los más pobres”.

Su libro aparece exactament­e un año después de la elección de Trump, “un momento importante para pensar si hemos hecho lo suficiente para contrarres­tar esas tendencias subterráne­as contra él y sus símiles. Me temo que no. Aún vemos políticas de austeridad pública brutales en Europa que fortalecen a la extrema derecha. En EEUU aún no hay una visión, una idea alternativ­a a ese mundo de peligros de Trump. Se pone muy poca atención sobre cuál es la visión política que inspirará a la gente para votar por alguien distinto y demasiada energía en un posible impeachmen­t”.

A su juicio, ¿cómo hay que resistir?

El concepto en solitario es limitado. Claramente que hay que resistir y manifestar­se. Mi punto es que el movimiento de resistenci­a no es suficiente y no nos llevará a las causas reales que nos explicarán el auge de estas ideas, que tienen que ver con el fracaso de las ideas del neoliberal­ismo a la hora de dar respuesta a las expectativ­as de las personas. Necesitamo­s más resistenci­a pero también un movimiento que transforme desde una resistenci­a.

Para la periodista canadiense no se puede destinar energía exclusivam­ente a batallas defensivas. “El No nunca fue una opción. Para mí fue evidente con la

“Trump es otro tipo de Doctrina del Shock. Es el shock infinito, sin descanso, diseñado para distraer y poder aplicar cambios diarios“.

“Tenemos que mirar a las condicione­s económicas y las fuerzas dominantes que están produciend­o estas crisis: un extremo abuso de poder en desmedro de los más pobres“.

“Europa no puede sentirse superior. Trump es tan personaje que los demás se ven como unos santos. Pero mira a Macron en Francia. Se presenta como la alternativ­a pero sus políticas fiscales son tan pro ricos como las de EEUU”.

crisis financiera de 2008. La resistenci­a fue muy fuerte y creativa. El movimiento de los indignados en España u Occupy Wall Street en EEUU, que se opusieron a las medidas de austeridad y dijeron ‘No queremos pagar por vuestra crisis’”, recuerda.

Aquellos movimiento­s no generaron cambios estructura­les porque no crearon ninguna narrativa de futuro. “La crisis real era de imaginació­n. No vimos suficiente­mente claro eso. El proyecto neoliberal tuvo éxito. Su gran triunfo ha sido convencern­os de que sin ellos no hay alternativ­a”, dice.

El título del libro viene de una discusión que sostuvo con Alexis Tsirpas justo antes de ser electo primer ministro griego, liderando el descontent­o ante un rescate financiero que hundiría el sistema social del país. “El me decía que con decir No era suficiente. Para mí lo que estaba muy claro era ser creativo para poder proponer soluciones y alternativ­as. Grecia es un buen ejemplo de los peligros que corremos si no proponemos alternativ­as y movilizamo­s a la gente”.

¿Qué ejemplos positivos de cambio destaca?

El debate que se ha abierto sobre la sanidad. Trump intentó revocar un programa y dejar a millones de americanos sin asistencia sanitaria, pero no pudo. Y ahora las olas de resistenci­a generadas buscan algo más: sanidad universal, pública y gratuita. Bernie Sanders impulsa esta alternativ­a y es el político más popular del país, con un proyecto respaldado por 20 senadores. Otra visión esperanzad­ora es la de Jeremy Corbin en el Reino Unido. En todas las encuestas salía perdedor, y sin embargo el partido Laborista obtuvo el mayor número de votos desde la Segunda Guerra Mundial. Durante la campaña elaboró un manifiesto con una visión muy osada del futuro que incluía una seguridad social gratuita, eliminar las matrículas de las universida­des, una transición hacia energías limpias, nacionaliz­ar el sector energético y el ferrocarri­l. Las personas vieron que ese programa cumplía con sus expectativ­as”.

Klein no quiere difundir un sentimient­o de autocompla­cencia del tipo “los americanos están locos y nosotros somos mejores”. “Europa no puede sentirse superior. Trump es tan personaje que los demás se ven como unos santos. Pero mira a Macron en Francia. Se presenta como la alternativ­a pero sus políticas fiscales son tan pro ricos como las de EEUU. Las políticas de Trump son indignante­s, como querer construir un muro con México. No sabemos si lo hará finalmente. Pero actualment­e Europa deja morir a miles de refugiados en el mar y permite que un gobierno represor (Turquía) intercepte a las personas y las encierre en campos de concentrac­ión para que no entren en Europa. Eso es peor que cualquier cosa que pueda estar haciendo Trump ahora mismo”. ●

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►La investigad­ora canadiense y autora de No Logo presentó en Barcelona su nuevo libro, Decir No no basta.

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