La otra bicampeona
En los cerros de Viña del Mar, en el Sausalito, en la pista de Padre Alberto Hurtado, se puede ver a Karla Ortiz entrenando. Es así casi todos los días del año. Pedalea a fondo una y otra vez.
Es probablemente la exponente más importante del BMX nacional. Y ésta no es una aseveración antojadiza: en junio de este año, la ciclista se coronó como bicampeona en el Worlds Challenge Rock Hill, en Estados Unidos, considerado el Mundial de la disciplina.
Lo hizo en la especialidad crucero, en la categoría desde 30 a 39 años, logrando una temporada soñada en un deporte en el que pocos brillan en Chile. En Norteamérica, se impuso a las locales Tomei Courtney, quien se llevó la plata, y Rachael Blackwell, que se colgó el bronce
“Fue algo súper importante para mí. Me costó mucho llegar a competir al Mundial, principalmente porque no contaba con todos los recursos, pero me apoyaron algunos concejales de Viña del Mar y pude hacerlo”, recuerda la ciclista.
En Rock Hill, Karla llegó con la presión de cuidar la corona. Sabía que todas la buscarían y que no la dejarían escaparse. Fue así, pero supo triunfar. “A la campeona siempre le van a querer ganar, pero sabía que podía volver a conseguirlo, confiaba en que así sería”, reconoce.
Desde muy chica, Ortiz se interesó por las bicicletas. Y las ha llevado como un estilo de vida. Su fascinación es tal que incluso cuando no está entrenando en BMX, acompaña a su novio, el ciclista de mountain bike Sony Blanco, en sus competencias.
Karla Ortiz nunca se despega de las dos ruedas. Es su vida, la de una bicampeona.