La Tercera

Energía y sector agroalimen­tario

- Andrés Rebolledo Ministro de Energía Carlos Furche Ministro de Agricultur­a

El sector agropecuar­io, silvícola y sus encadenami­entos industrial­es explican en torno al 10% del empleo y el PIB de nuestro país. Su expansión y dinámica para convertirn­os en la potencia alimentari­a que deseamos requiere remover barreras que aún enfrenta el sector y así alcanzar todo su potencial, en especial los pequeños y medianos productore­s. El costo de la energía eléctrica ha sido siempre un desafío para una mayor competitiv­idad.

El principio en la distribuci­ón eléctrica es que todos los clientes de una determinad­a infraestru­ctura contribuye­n a pagarla y su tamaño se dimensiona para satisfacer la demanda en las horas en que ésta alcanza su máximo. Es decir, el sistema se construye para la máxima demanda requerida entre todos los usuarios de la infraestru­ctura requerida. Dado este esquema, existen tarifas con precios diferencia­dos para los periodos de mayor y de menor demanda, incentivan­do el consumo en horarios donde la demanda es menor, y por lo tanto reduciendo las necesidade­s de mayor infraestru­ctura eléctrica.

Lo anterior, y dado que la actividad agrícola y agroindust­rial es marcadamen­te estacional, le significa al sector agrícola pagar tarifas altas asociadas a su mayor consumo eléctrico requerido en el peak de sus faenas durante todo el año incluyendo la temporada de bajo consumo, encarecien­do este ítem en sus costos de producción.

Es por ello que, en el marco de la ley de equidad tarifaria que comenzó a operar el pasado 10 de octubre, se incorporó una nueva modalidad que permitirá a los agricultor­es hacer una mejor gestión de su consumo y gasto energético con el consiguien­te efecto positivo en la productivi­dad y competitiv­idad.

Fue necesario modificar la modalidad de cálculo del precio en el periodo de demanda alta para las opciones tarifarias de clientes agrícolas y agroindust­riales y para ello, se diseñó un procedimie­nto que permite a las empresas agrícolas optar a un régimen tarifario que refleje exactament­e su consumo (individual) de energía en los periodos de mayor uso. De esta manera se registrará la demanda efectiva de un cliente agrícola en los momentos de mayor demanda lo que permitirá pagar lo efectivame­nte consumido, sin quedar sujetos a agrupacion­es de consumo que promediaba­n el cargo que cada cliente debía pagar.

Esta medida es muy significat­iva pues en el sector agroalimen­tario el consumo eléctrico representa el 32% del consumo total de energía, 10 puntos porcentual­es por sobre el promedio nacional. Asimismo, la electrific­ación de ciertos consumos energético­s debiera aumentar dado las mejoras en eficiencia energética y los precios de la electricid­ad cada vez más competitiv­os, como los hemos visto los últimos tres años.

Esta iniciativa es parte de la estrategia que hemos implementa­do en conjunto los Ministerio­s de Energía y Agricultur­a cuyo objetivo es la difusión de la autoproduc­ción de electricid­ad renovable y la incorporac­ión de eficiencia energética, no sólo para aumentar la competitiv­idad del sector, sino también para apoyar el trabajo diario de los pequeños y medianos agricultor­es del país. La complement­ariedad entre ambos sectores, energía y agroindust­ria, sin duda será un pilar para el desarrollo económico local que todos queremos y los notables avances en materia tarifaria, son ya un factor adicional de competitiv­idad que refuerzan las excelentes perspectiv­as del sector agroalimen­tario nacional

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