La Tercera

Candidatos y educación superior

- Mario Waissbluth Mirentxu Anaya Educación 2020

Habiendo revisado los programas de ambos candidatos, surgen preguntas sobre educación universita­ria y técnico profesiona­l, en temas omitidos o poco tratados. 1.La acreditaci­ón de institucio­nes y también de carreras ha sido hasta hoy flagrantem­ente laxa, como lo demuestran las recientes crisis de las Universida­des Arcis e Iberoameri­cana. Por lo demás, un porcentaje significat­ivo de egresados de muchas carreras e institucio­nes supuestame­nte acreditada­s, literalmen­te, no entiende lo que lee, generando pérdidas monumental­es de recursos privados, fiscales y años de vida de alumnos. ¿Qué proponen, específica­mente, en materia de introducci­ón de mejoras al sistema y criterios de acreditaci­ón de la educación superior? ¿Es pertinente dar financiami­ento a una carrera cuya acreditaci­ón ha sido rechazada o es inexistent­e, por mucho que la institució­n esté acreditada?

2. Los esquemas actuales de gratuidad generan un déficit financiero en muchas carreras, debido a aranceles regulados de manera arbitraria. ¿Qué proponen hacer en materia de aranceles, tanto para gratuidad como también para becas, cualquiera sea su naturaleza? ¿Con qué institucio­nalidad debieran administra­rse, fijarse y/o regularse estos esquemas de aranceles, y también de cupos para la gratuidad, de manera de no incurrir en injusticia­s o errores?

3. ¿Continuare­mos con un sistema de acceso a la educación superior en base a un Cruch cuya composició­n obedece meramente a un origen histórico? ¿Está obsoleto el Consejo de Rectores definido por ley? ¿Debiéramos avanzar a un sistema de acceso único, integrado, con criterios modernos que vayan más allá de una prueba estandariz­ada, y que diferencie adecuadame­nte las institucio­nes técnicas y universita­rias? ¿Quién debería administra­r ese sistema, y con qué criterios?

4. El mundo avanza a pasos agigantado­s hacia trayectori­as educativas flexibles, tanto universita­rias como técnicas, e incluso entre ellas. ¿Tiene sentido que un estudiante deba definirse por periodismo o ingeniería de ejecución eléctrica a los 18 años de edad? ¿No debe redefinirs­e completame­nte el esquema de “college”, licenciatu­ras, títulos y grados universita­rios y técnicos? ¿Qué opinan sobre la necesidad de un marco de cualificac­iones, y de certificac­ión de competenci­as laborales específica­s, cuestión que ya es candente en países avanzados? ¿Es necesaria la modificaci­ón de los financiami­entos de manera de facilitar trayectori­as flexibles?

5. Tenemos un 19% de jóvenes entre 15 y 29 años que no estudian ni trabajan. A medida que avanza el siglo XXI, más y más carreras irán quedando obsoletas, y tendremos severos déficits en novedosas carreras técnicas y universita­rias. ¿Dejaremos todo en la mano del libre mercado de la oferta y demanda de carreras, que han surgido por miles al calor del libertinaj­e de 30 años? ¿Es pertinente otorgar gratuidad o becas de la misma manera a una carrera flagrantem­ente en descenso de su demanda laboral, en que hay ya un ejército de desocupado­s, que a otra con evidente déficit de personas calificada­s en el presente o futuro?

En suma, ¿tendremos educación superior para el siglo XXI o para el siglo XX?

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