La Tercera

CUMBRE POR CAMBIO CLIMÁTICO

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SEÑOR DIRECTOR

“Podemos y debemos construir un horizonte que sitúe a los océanos como fuente de solución del cambio climático”, ha sido una expresión utilizada de manera recurrente en las negociacio­nes de cambio climático que tuvieron lugar en Bonn durante la primera quincena de noviembre, la COP 23, así como en el actual debate que refuerza la idea de “mayor ambición”. Era una cuestión esperable, si consideram­os el alto riesgo del país que presidió la cumbre (Fiji) frente al incremento en el nivel del mar.

Los océanos que ocupan el 80% del planeta tienen un potencial enorme en el desarrollo de energía baja en carbono, así como en el secuestro natural del dióxido de carbono (un cuarto de la producción humana de CO2). Ello abre un sin número de desafíos y oportunida­des para los países en orden a reposicion­ar este espacio del territorio en el centro de la preocupaci­ón y del desarrollo.

En el caso de nuestro país, la marea roja, la contaminac­ión, el empobrecim­iento de los fondos marinos y la sobreexplo­tación de recursos pesqueros constituye­n algunas problemáti­cas a abordar en esta nueva etapa de degradació­n planetaria. Sin embargo, para que ello ocurra se requiere más ciencia que dimensione los procesos que están pasando en el océano regional y mundial (calentamie­nto, acidificac­ión y desoxigena­ción de los océanos, subida del nivel del mar, en- tre otros) y mejores políticas públicas a nivel doméstico, que privilegie­n una planificac­ión del territorio marino capaz de integrar en la utilizació­n de este espacio los intereses ambientale­s, sociales y económicos en una perspectiv­a preventiva.

Nuestro país ha asumido de manera sistemátic­a un gran compromiso con el resguardo del patrimonio marino a nivel internacio­nal. Nos falta implementa­r una gobernanza adaptada a los desafíos que enfrentamo­s. Pilar Moraga Facultad de Derecho, Centro de Ciencia del Clima y la Resilienci­a (CR)2, Universida­d de Chile

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