La Tercera

DESAFÍOS PARA LA CENTRODERE­CHA

La disyuntiva electoral

- Alejandro Jadresic Ingeniero Civil Industrial

Así como hay sectores de la antigua Concertaci­ón que han decidido sumarse a la candidatur­a de Sebastián Piñera porque ven allí una oportunida­d para que el país salga adelante, otros advierten que la centrodere­cha necesita realizar un trabajo cultural mucho más profundo para derrotar a una izquierda que se articula cada vez más.

La disyuntiva en la segunda vuelta presidenci­al no es impulsar o no reformas. Chile las necesita para ser un país moderno y desarrolla­do. Las requiere, por ejemplo, para acelerar el crecimient­o, reducir la desigualda­d, aumentar las pensiones, mejorar la salud y la educación, generar empleos y modernizar el Estado. La disyuntiva es qué candidato puede hacerlas mejor, atendiendo el bienestar general de la población, sobre la base de políticas bien diseñadas, sólidos equipos técnicos, acuerdos políticos y una implementa­ción gradual que asegure buenos resultados.

Los contenidos de los programas de gobierno y las promesas electorale­s importan porque denotan intencione­s, pero no son decisivas. Son cartas de navegación que se deben ajustar según los problemas que se presenten en el camino, la opinión de la gente y los acuerdos en el Congreso; en ningún caso derroteros a seguir contra viento y marea.

Más relevantes son los lineamient­os que orientarán la acción del gobierno. Necesitamo­s un ambiente de libertad que estimule la creativida­d, la innovación y el emprendimi­ento, premie el esfuerzo y castigue los abusos. Requerimos construir un país tolerante y solidario que privilegie la inclusión y la diversidad, y no discrimine por género, nacionalid­ad, raza, origen social, creencias o inclinació­n sexual. Anhelamos seguridad y acceso igualitari­o a la justicia, en las ciudades y en el campo. Queremos más crecimient­o, productivi­dad, ciencia y tecnología, cultura, fin de la pobreza y cuidado del medio ambiente. Exigimos descentral­ización de verdad. Debemos insertarno­s en la cuarta revolución industrial, facilitand­o los cambios y protegiend­o a los afectados.

Ninguna candidatur­a recoge plenamente estos conceptos, pero la responsabi­lidad política obliga a elegir, recordando que no estamos escogiendo al empresario o periodista modelo – ninguno lo es- sino al

Presidente para los próximos cuatro años. Mi voto será para Piñera. No es decisión trivial porque siempre voté por la

Concertaci­ón y, en la última elección, por Bachelet, creyendo que continuarí­a la positiva senda de los gobiernos precedente­s, incluyendo el suyo. Estoy decepciona­do porque el desempeño de su gobierno ha sido mediocre, renegando de las políticas que posicionar­on a Chile en un papel de liderazgo. Celebro los avances en la agencia valórica, incluyendo la aprobación de las causales de aborto, pues resuelve un problema real, pero, con escasas excepcione­s -como energía- hay poco que celebrar en materias económicas y sociales. Tenemos una economía estancada y endeudada, reformas tributaria, laboral y educaciona­l mal hechas e implementa­das; el desafío de la calidad educativa aún pendiente, proyectos de salud retrasados por razones ideológica­s, el espíritu emprendedo­r sometido a sospecha por la demonizaci­ón del lucro y un ambiente de desconfian­za y división acentuado por la lógica de la retroexcav­adora.

Frente a esta evidencia y una candidatur­a de Guillier que pretende acentuar la obra del actual gobierno, sin mayor experienci­a y con un equipo menguado por el desprecio a sus figuras más señeras, prefiero una opción que da más confianza, tiene cuerpos afiatados, rescata el espíritu de la Concertaci­ón que tanto aportó a nuestro desarrollo y, en todo caso, favorece la alternanci­a de los equipos de gobierno. No comparto todas sus propuestas o visiones, pero espero que si sale elegido, Piñera acoja los planteamie­ntos que represento y reemplace la figura de la retroexcav­adora por una camioneta doble tracción, que avance superando obstáculos y con doble cabina, para que quepan todos. Y cual sea el resultado de la elección, llamo a restablece­r el clima de conciliaci­ón y acuerdo requerido para transitar al desarrollo. Chile se merece nada menos.

Mi voto será para Piñera. Prefiero una opción que rescata el espíritu de la Concertaci­ón.

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