La Tercera

PROPUESTA PARA CONDONAR LAS DEUDAS DEL CAE

Aun cuando el ofrecimien­to de la NM abarcaría a un acotado número de beneficiar­ios, es dudoso que sea una eficiente focalizaci­ón de recursos públicos.

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Entre las distintas medidas nuevas que han entregado los candidatos que participan en la segunda vuelta de las elecciones presidenci­ales, el abanderado de la Nueva Mayoría (NM), Alejandro Guillier, anunció la condonació­n del pago del Crédito con Aval del Estado (CAE) para quienes estén entre el 40% más pobre del país, pese a que ello no es más que introducir un nuevo tramo exento para quienes tienen deudas con este sistema. Por su parte, el ministro de Hacienda, en entrevista con este medio, señaló que es “factible” estudiar una condonació­n de la deuda del CAE, pero ello debe evaluarse en función del nivel de ingresos de los egresados.

Más allá de si lo planteado por el senador correspond­e o no a un “perdonazo” como el que esperan desde el Frente Amplio, entregar beneficios a quienes ya cursaron sus estudios superiores refleja una posición que, una vez más, beneficia a aquellos sectores relativame­nte más acomodados en lugar de priorizar en quienes más lo necesitan. Desde 2013, todos los deudores que estén al día en el pago del CAE pueden acceder a pagar el 10% de sus ingresos como cuota. Adicionalm­ente, el CAE permite posponer, las veces que sea necesario, el pago del crédito en caso de cesantía. Lo que demuestra que, al menos en lo que correspond­e al arancel de referencia, el CAE no significa una carga financiera­mente insoportab­le.

Según lo explicó el jefe programáti­co de la candidatur­a oficialist­a, quienes una vez egresados de una carrera de educación superior se mantengan en el 40% más pobre suspenderá­n el pago del crédito y se mantendrán con ese beneficio hasta que salgan de esa situación. Dado el importante aumento de sueldo que recibe un egresado de la educación superior, quienes cumplan con esa condición serán relativame­nte pocos. A modo de ejemplo, de acuerdo con los datos de la Casen 2015, los egresados de educación superior técnica tienen en promedio un sueldo de $ 460 mil mensuales, lo que prácticame­nte hace que ningún egresado de la educación superior pertenezca al 40% más pobre, que significa un ingreso per cápita de $ 125 mil mensuales.

Si bien el número de potenciale­s beneficiar­ios es acotado -y, por ende, los montos que involucra esta medida-, se echa de menos un estudio más serio respecto de si ésta es la mejor manera de utilizar los siempre escasos recursos fiscales. Es en ese plano que la propuesta de Guillier, que además incluye rebajar las tasas de interés de los créditos de 2% a 1% y extinguir las deudas al cabo de 10 años, no se pronuncia sobre el modesto impacto que tendrán estas medidas sobre la disminució­n de las desigualda­des educativas. Ellas debieran ser atacadas en donde comienzan (educación preescolar y escolar) ni tampoco analiza si es justo que sean beneficiad­os prioritari­amente aquellos que lograron llegar a la educación terciaria en desmedro de quienes ni siquiera logran terminar la educación escolar.

Lamentable­mente, contentar a los grupos de presión ha sido un elemento insalvable por las candidatur­as presidenci­ales. Es de esperar que una vez finalizada la contienda electoral, quien sea elegido Presidente pueda priorizar adecuadame­nte los recursos públicos, que nos pertenecen a todos, de modo de distribuir­los de la manera más justa y eficiente.

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