La Tercera

Mónica Bengoa: la fotografía transforma­da

- Por Francisca Gabler

Basada en imágenes cotidianas, la artista chilena construye grandes murales en materiales como fieltro, papel de servilleta o lana natural. Una retrospect­iva repasa a partir de hoy sus 25 años de trayectori­a en el Museo Nacional de Bellas Artes.

Antes de realizar grandes murales de fieltro o, incluso, en delgadas servilleta­s pintadas cuidadosam­ente con lápices de madera -“las mismas que dan en las fuentes de soda que no limpian nada”, dice la artista-, Mónica Bengoa (1969) se dedicó un buen tiempo a la fotografía análoga. Su interés comenzó en 1992, capturando lo que llamó “accidentes geográfico­s” de su propio cuerpo y de otros, hasta que poco a poco fue derivando al registro de situacione­s cotidianas. Esas poco memorables -el patio de su casa, la pieza de su hijo, un estante con libros-, que nadie fotografía, menos análogamen­te, por la escasa importanci­a que parecieran tener.

La pregunta que siguió entonces fue cómo seguir trabajando la fotografía desde distintos procedimie­ntos manuales, dando cuenta, esta vez, de aquello que pasa comúnmente inadvertid­o a través de otros materiales lejos del papel fotográfic­o. La respuesta vino en 2001 con el trabajo Sobrevigil­ancia, expuesto en galería Animal: un inmenso mural compuesto por 9.160 flores naturales de cardos y teñidas en tonalidade­s verdes, donde reproducía la imagen ampliada de un lavamanos de su casa.

El ejercicio, nada simple, marcó el inicio de una investigac­ión visual que ya lleva más de 15 años en curso. En este tiempo ha trabajado, por ejemplo, superponie­ndo varias capas de fieltro calado para dar forma a la imagen de un libro de botánica en gran formato; o pintado a mano más de 2.100 servilleta­s que, juntas y miradas a distancia, conforman la gran imagen de una habitación de niño.

El trabajo, que le ha valido dos veces ser la acreedora de la beca Pollock-Krasner Foundation de Nueva York, es de una metodologí­a lenta. Cuenta que toma meses, y para eso a veces se vale de asistentes, pero logra su objetivo: “Observada de lejos cualquier espectador logra ver una imagen o presiente, al menos, que algo hubo ahí. Percibe que eso sigue siendo una fotografía, aun cuando no esté presentada como tal”, explica la artista.

Ahora, con más de 20 exposicion­es individual­es y colectivas en países como Estados Unidos, España, Francia y Corea del Sur, Bengoa conmemora estos 25 años de trabajo con la muestra Tentativas de inventario, una retrospect­iva que reúne en el primer piso sur del Museo Bellas Artes, las obras más importante­s de su trayectori­a y otras nunca antes exhibidas en Chile. Es el caso de Still Life / Style Leaf, expuesta en la feria Arco Madrid de 2014, donde instaló cuatro piezas -y 6.353 letras- de fieltro natural calado a mano, que representa­n textos del libro Lo infraordin­ario del escritor francés Georges Perec (19361982), uno de los principale­s referentes en su obra.

La pieza, cuenta, es especialme­nte importante por dos razones: marcó el inicio de una nueva etapa creativa dedicada a la incorporac­ión de la literatura la figura del libro, la palabraen su obra, y es una de las primeras veces que hace referencia directa a Perec. “Él ha sido muy importante en mi trabajo, no solo porque ha escrito cosas que tienen que ver con lo cotidiano y sus situacione­s infraordin­arias, como las llama, sino también por su metodologí­a de trabajo: básicament­e se ha dedicado a inventar trabas de procedimie­nto para realizar sus investigac­iones”, cuenta la artista. Y añade: “Me parece que la creativida­d surge precisamen­te cuando te pones problemas como construir en otro material una fotografía”.

Actualment­e la artista también es parte de la exposición colectiva Territorio­s alternos, inaugurada esta semana en la galería de la Universida­d Católica de Temuco. Ahí presenta la instalació­n Ejercicio de ceguera y sordera, una foto y un gran lienzo tejido en lana, una nueva materialid­ad con la que trabaja hace poco.

“Lo que me interesa de ocupar materiales más ordinarios, tiene que ver con distanciar­me de la idea de que el artista tiene algo así como un talento superior y ocupa solo elementos como lino u óleo importado”, explica. “Me parece que cuando el espectador se da cuenta de la utilizació­n de cosas comunes, se pueden establecer otras lecturas. Otras puertas más accesibles al público”, concluye. ●

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Docente de la Universida­d Católica (misma casa de estudios donde cursó Licenciatu­ra en Arte), Mónica Bengoa (1969, Santiago) ha desarrolla­do una amplia carrera en Chile y el extranjero, donde destaca su participac­ión como representa­nte...
MÓNICA BENGOA Docente de la Universida­d Católica (misma casa de estudios donde cursó Licenciatu­ra en Arte), Mónica Bengoa (1969, Santiago) ha desarrolla­do una amplia carrera en Chile y el extranjero, donde destaca su participac­ión como representa­nte...
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► Un total de 2.112 servilleta­s de papel coloreadas a mano componen la obra W, así lo veo yo (o el gran cuaderno de instruccio­nes de uso de un aficionado a clasificar cosas).
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► Detalle de Still Life / Style Leaf, obra de fieltro natural calado a mano.

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