ALCANCES DE LA REFORMA TRIBUTARIA EN EE.UU.
Nuestro país debería hacer un intento serio por entender por qué tantas naciones, bien gestionadas, han reducido su recaudación a cambio de mayor competitividad.
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El Senado americano aprobó su versión de reforma tributaria para los Estados Unidos, que considera una reducción en la tasa de impuestos corporativos desde el 35% al 20% de las utilidades, simplificación y rebaja en las tasas de impuestos a las personas, reducción de los impuestos sobre dividendos repatriados por empresas con actividades en el extranjero, y eliminación de exenciones en la estructura tributaria actual. Ahora debe ocurrir -presumiblemente antes de fin de año- la conciliación de este proyecto con el anteriormente aprobado sobre las mismas materias por la Cámara de Representantes.
Con esta reforma Estados Unidos sigue a un gran número de países de la OCDE, que han buscado hacerse más competitivos desde el punto de vista tributario, y choca frontalmente con lo obrado por Chile y Hungría, los únicos países OCDE que en el último tiempo se han movido en la dirección contraria. De hecho, con su reciente reforma tributaria, nuestro país llegó a ser el que más ha elevado su tasa de impuesto a las rentas corporativas; un 80% (15% a 27%) desde el año 2000.
Reducir impuestos a las empresas reduce la recaudación tributaria, al menos en el corto plazo. Se estima que, neto del efecto del mayor crecimiento que estimula, el impacto de la reforma en Estados Unidos será una reducción de miles de millones de dólares en recaudación tributaria en el plazo de diez años. Deberíamos hacer un intento serio por entender por qué tantos países, bien gestionados, han estado dispuestos a reducir su recaudación tributaria a cambio de mayor competitividad. Lamentablemente, sin embargo, en materia fiscal, el oficialismo en Chile no tuvo más motivación que aumentar la recaudación, minimizando el impacto que la reforma tributaria de 2014 podía tener en el desempeño económico del país. Antes de esa reforma tributaria, Chile ya era el quinto país de la OCDE que más recaudaba del impuesto a las empresas, como proporción del PIB. Después de la reforma se ubicaría en el segundo lugar, con un 6%, muy superior al promedio de 2,84% de los países de la OCDE.
Dar por superada la discusión tributaria en el país supone ignorar la crisis laboral larvada que existe hoy, y el nuevo impacto sobre nuestra economía que eventualmente derivará de la reforma tributaria en Estados Unidos. Básicamente, lo que importa como determinante de nuestra inversión, es si nuestra estructura tributaria se reduce o acrecienta respecto de la situación tributaria en otros países. La rebaja en Estados Unidos eleva nuestra estructura tributaria respecto de este gran competidor externo, lo que la transforma en un nuevo freno a la inversión y empleo en Chile. Ello es un inconveniente serio, ante la imperiosa necesidad de crear puestos de trabajo productivos: en los últimos cuatro años los puestos asalariados en el sector privado crecieron en menos del 10% de lo que se habían incrementado en los cuatro años previos (52 mil vs. 556 mil), mientras los asalariados del sector público crecían 33% más que en el cuatrienio anterior (130 mil vs. 97 mil). Lo que sí explotó en los últimos cuatro años, multiplicándose por 19 (82 mil vs. 4 mil) fue el número de ocupados en labores por cuenta propia “en la calle”.