La Tercera

Una pésima idea

- Historiado­r Alfredo Jocelyn-Holt

¿QUÉ HABRÍA PASADO SI ES QUE NO HUBIESE HABIDO BALOTAJE? HABRÍAMOS EVITADO UN SHOW DEPRIMENTE QUE HACE PRESUMIR CÓMO SERÁ EL PRÓXIMO GOBIERNO, QUIEN SEA QUE “GANE”.

Después de estas tres últimas semanas, ¿habrá alguien que sensatamen­te apoye los balotajes? Son una muy mala idea. El gobierno aprovecha para entrometer­se donde no debe. Los nervios se ponen de punta, la espera es interminab­le. Los candidatos cometen errores estúpidos. A mayor tiempo que se destine a la segunda vuelta, aumenta el riesgo de que cualquier hecho inesperado sirva de “tipping point” (¿qué pasaría si tuviésemos un terremoto o incendios entremedio, distorsion­aría la voluntad soberana?).

En el fondo, se termina inflando mayorías efímeras (instrument­ales, como el “todos contra Piñera” que no sirve como programa de gobierno), además de alterar el resultado inicial de la primera vuelta que es una muestra más realista de cuánto apoyo efectivo concitan los candidatos. Se ofrece un espectácul­o a cambio: los dos candidatos, de hecho derrotados, mendigando votos, mientras la supuesta carta triunfador­a (el Frente Amplio) no figura en la papeleta final; es decir, el balotaje solo mediría falsas expectativ­as. Al menos los genios que idearon este mecanismo no hicieron, como en otros países, que la elección se volviera a repetir con todos los candidatos en segunda vuelta (Navarro y Artés de nuevo, imagínese).

El sistema está hecho para realzar la importanci­a de una presidenci­a de la República que importa electoralm­ente cada vez menos (ni siquiera la mitad del electorado vota). Se llega a la presidenci­a con una mayoría que no es tal, desinflada inmediatam­ente después que cesa el conteo. Sin embargo, se le otorga un tremendo poder de chantaje a quien hace posible la diferencia (el PC el 2000 y 2006, ahora el FA, entren o no al gobierno). Y eso que, insisto, las mayorías no pesan. Bachelet con menos del 20% de apoyo, según sondeos, hizo lo que quiso, y eso que tenía menos apoyo que Allende en la mañana del 11S. Poderoso poder el manejo del Estado desde La Moneda.

¿Qué habría pasado si nos hubiésemos quedado con los resultados del 19N? Piñera habría tenido que armar gobierno, aceptar la realidad (37% de apoyo a su persona), debiendo reconocer sus malos cálculos previos; es decir, habría ganado sin triunfalis­mo. Goic y la DC no estarían R.I.P. sino negociando con Piñera un gobierno de unidad nacional. Esto es, no habría sido necesario tener que mirar ávidas caras de gente no confiable (Ossandón y el FA), llevándolo­s a una mesa de negociació­n más pública y exigiéndol­es que se dejaran de chantajes. La atención estaría puesta en la coalición, no en la figura de Piñera que entusiasma cada vez menos.

Tendríamos un régimen más parlamenta­rista y realista, habiéndose reducido algo la prepotenci­a de una presidenci­a magnificad­a fuera de toda proporción, y nos habríamos evitado cuatro semanas de un show deprimente que hace presumir cómo va a ser el próximo gobierno, quien sea que “gane”.

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