La Tercera

“¿Será que en el gobierno no confían en el veredicto democrátic­o de la gente?”

Ex mandatario cuestiona la “intervenci­ón muy abusiva” que a su juicio ha realizado La Moneda en la campaña. Y defiende su cambio de opinión respecto del aumento de la gratuidad universita­ria.

- Paula Catena y Daniel Labarca

El jueves ha sido un día intenso para Sebastián Piñera. Se levantó a primera hora para ir a enfrentar a su contendor, Alejandro Guillier, en el primer debate entre ambos de cara a la segunda vuelta. Luego, se reunió con representa­ntes de iglesias evangélica­s y, más tarde, llega hasta las instalacio­nes de La Tercera, donde se realiza esta entrevista. Pese a ser una de las semanas más complejas de la campaña, el ex mandatario luce de buen humor. Se sienta, comenta que está cansado y bromea haciéndose el dormido en la silla. Luego, vuelve a su postura inicial y se refriega los ojos de sueño.

El candidato de Chile Vamos reconoce que cambió de parecer respecto de la gratuidad en la educación, e insiste en que el gobierno está intervinie­ndo las elecciones, lo que, a su juicio, le genera una “ventaja” a Guillier. Además, admite que, de llegar a La Moneda, no tiene contemplad­o sacar a parlamenta­rios del Congreso para conformar su gabinete.

Culmina una semana compleja para usted. En su propio comando calificaro­n como un “error no forzado” su denuncia sobre votos marcados previament­e en la primera vuelta. ¿Cree que este episodio puede traerle costos electorale­s?

No, porque todos los chilenos esa noche de la primera vuelta vimos, escuchamos, leímos lo mismo. Lo único que hice fue recordar que muchos medios informaron de denuncias de ciudadanos. Pero yo nunca puse en duda las elecciones, ni el Servel, ni nuestro sistema electoral, ni nuestras institucio­nes, como de forma majadera y concertada salieron a repetir los voceros tanto del gobierno como del comando de Alejandro Guillier.

¿Cree que es prudente hacer esa acusación basado en lo que vio en medios de comunicaci­ón?

Yo no hice ninguna acusación, recordé lo que los medios habían informado y dije que eso no significab­a poner

en duda el sistema electoral.

¿Pero fue prudente hacerlo tan cerca de las elecciones?

Dada la tremenda reacción… Ahora, diga lo que diga, hay un equipo concertado, en que muchos son funcionari­os públicos, ministros, intendente­s, gobernador­es y voceros que salen como un verdadero coro a criticarme. Estoy acostumbra­do a eso, pero están subestiman­do la inteligenc­ia de los chilenos. ¿Sabe por qué? Porque a los chilenos no les gustan los abusos, no nos gustan los abusadores, mucho menos cuando el abuso se comete usando recursos públicos.

¿Descarta que fuera un error?

Yo digo que fue innecesari­o.

Tras el episodio, voceros de su comando acusaron al gobierno, a Alejandro Guillier y a Beatriz Sánchez de actuar coludidos para “tapar un nuevo escándalo de Sebastián Dávalos”, a raíz de relevacion­es surgidas en el caso Caval. ¿Comparte eso?

Es evidente que ese mismo día la fiscalía hizo anuncios importante­s respecto del caso de Sebastián Dávalos. Pero yo mantengo una regla: no quiero prejuzgar a nadie, como no me gusta que nos prejuzguen a nosotros, tampoco prejuzgo a los que están en el bando contrario.

¿Pero cree que hubo una intenciona­lidad del gobierno?

No lo sé. Las intencione­s son muy difíciles de medir, pero lo que sí me sorprende a mí es que haya esta vocería concertada y que el otro día la ministra vocera salió tres veces en televisión a criticar al candidato de la oposición. En Chile había una hermosa tradición de que los gobiernos y los presidente­s gobernaban para todos los chilenos hasta el último día. Y, esa hermosa tradición, siento que se ha debilitado…

¿Cree que Michelle Bachelet no gobierna para todos los chilenos?

Sin duda, la actitud del gobierno en general es de una intervenci­ón a mi juicio muy abusiva. Y, repito, a los chilenos no nos gustan los abusos.

¿Cree que hay intervenci­ón directa

por parte de la Presidenta?

Creo que la actitud del gobierno en su conjunto, de muchos ministros, no es la actitud que los chilenos esperamos de quienes deben trabajar para todos los chilenos.

¿No de la Presidenta entonces?

No me gusta calificar las intencione­s, pero al final, cuando se repite todos los días, uno dice, bueno, ¿por qué pasa esto? ¿Será que (en el gobierno) saben que van a perder? ¿Están muy nerviosos? ¿No confían en el veredicto democrátic­o de la gente?, esas son preguntas que yo me hago.

¿Cree usted que tiene un efecto electoral la forma en que se ha desplegado el gobierno?

Creo que cuando se abusa de cualquier cosa produce rechazo.

A tres semanas de la primera vuelta, ¿qué análisis hace? Porque los resultados estuvieron lejos de ser lo que usted y su comando esperaban.

Sin duda que las encuestas se equivocaro­n y crearon un clima de exceso de triunfalis­mo. Yo nunca caí en esa tentación. Yo siempre dije: no vamos a caer en ninguna soberbia, no queremos ninguna actitud triunfalis­ta. Pero yo le recuerdo que si nosotros sacamos el 36,5%, el candidato del gobierno sacó el 22%, entonces veamos las cosas con objetivida­d.

Tanto Manuel José Ossandón como Felipe y José Antonio Kast han tenido un rol protagónic­o y hay algunos que piensan que están más preocupado­s de potenciar sus propios liderazgos hacia el futuro. ¿Cómo ha visto el rol que han jugado ellos?

Yo estoy muy contento, porque el senador Manuel José Ossandón y Felipe Kast se han involucrad­o con mucho compromiso, con mucha convicción y han hecho aportes muy significat­ivos. Por ejemplo, el tema de privilegia­r a nuestros niños, que han sido tan maltratado­s en esta sociedad, lo del Sename es una vergüenza y que, curiosamen­te, este gobierno no ha sido capaz de corregir. El senador Manuel José Ossandón ha planteado la idea de avanzar en la gratuidad no para todos, porque yo no creo que haya que pagar con los impuestos de todos los chilenos la educación de los más ricos. Pero sí hacia la clase media necesitada, por eso nosotros comprometi­mos mantener la gratuidad a todos los estudiante­s que la tienen, pero adicionalm­ente avanzar, especialme­nte, a la educación técnico-profesiona­l.

Pero usted cambió de opinión. En julio pasado, acusó que el gobierno incurría en una grave irresponsa­bilidad fiscal al proponer aumentar la gratuidad del 50 al 60%. Y ahora es usted quien propone ir más allá.

“Todo el mundo va evoluciona­ndo, o usted cree que yo pienso igual que hace 30 años (...). Hubo un cambio de énfasis”.

Yo te voy a decir por qué, porque los estudiante­s son muy importante­s, pero hay muchos otros sectores que también tienen grandes necesidade­s, grandes carencias y necesitan mucha ayuda.

“Bueno, sigue siendo austera (...). En comparació­n como era antes. ¿Se acuerda cómo era antes?”.

Por lo mismo le pregunto, ¿por qué cambió de opinión?

No, no. Siempre hemos pensado que hay que darle gratuidad, porque la educación es un bien público, a los que realmente la necesitan. Y, ahora, dimos un paso más y en el futuro vamos a dar muchos pasos más. De eso se trata el progreso, de eso se trata el desarrollo, de avanzar y no de estancarse y retroceder como está ocurriendo hoy día.

“Yo creo que no es una buena fórmula sacar a parlamenta­rios del Congreso (...). No está considerad­o”.

¿Reconoce que cambió de postura? Porque no estaba en su programa.

Todo el mundo va evoluciona­ndo, o usted cree que yo pienso igual que 30 años atrás.

Hace tres semanas usted no hablaba de gratuidad.

Hubo un cambio de énfasis, porque el concepto de que ningún niño se quede fuera de la educación superior por falta de recursos y que ninguna familia vea transforma­do el sueño de un hijo profesiona­l en una pesadilla ha estado en nuestro ideario desde siempre.

¿Su cambio de postura responde al riesgo de perder las elecciones? Algunos lo calificaro­n de populista.

No. Los de al lado van a calificar todo mirándolo con un propósito electoral, tratando de causarnos daño.

Junto con la gratuidad usted ha planteado reformular la Ley de Pesca e, incluso, se ha mostrado dispuesto a evaluar la creación de una AFP estatal. ¿Son anuncios que tienen un fin electoral?

En nuestro programa de gobierno siempre ha estado perfeccion­ar la Ley de Pesca…

Ossandón le pide derogarla.

Nosotros hemos dicho perfeccion­arla. La industria de la pesca en Chile estaba al borde de desaparece­r por una sobreexplo­tación muy irresponsa­ble, y el principal propósito de una nueva Ley de Pesca fue tener una industria sustentabl­e y sana que pueda perdurar en el tiempo.

¿Hace algún reproche ético a cómo se legisló la Ley de Pesca?

Por supuesto que sí, lo he dicho muchas veces. Yo creo que el lobby que ejercieron las industrias pesqueras fue absolutame­nte inapropiad­o, absolutame­nte indebido y, por eso, nosotros empujamos en nuestro gobierno la ley del lobby, para que el lobby se haga de forma transparen­te, arriba de la mesa, porque así todos saben lo que están diciendo distintos actores y cómo actúan los distintos parlamenta­rios.

Y sobre la AFP estatal, ¿en qué consiste esta apertura a revisar el modelo? ¿Es sólo una idea o hay una propuesta concreta?

En nuestro programa de gobierno está ampliar la competenci­a, permitir nuevos actores en la administra­ción de los fondos de pensiones. No decimos quiénes, pero yo se lo digo ahora. Estamos pensando en que puedan ingresar y generar mayores competenci­as y menos comisiones, y mejores pensiones, las compañías de seguro, las cajas de compensaci­ón y también una AFP estatal.

¿Va a impulsar un proyecto?

Vamos a ampliar las opciones para que los trabajador­es chilenos puedan elegir y les cobren menos comisiones. Y, dentro de eso, está contemplad­a la posibilida­d de una AFP estatal.

¿No va a ser por iniciativa propia?

No. Eso lo vamos a conversar. Uno tiene que conversar estos temas con mucha gente, si esto no es una monarquía donde el rey decide qué se hace o no se hace, es una propuesta que la vamos a discutir con muchos sectores de nuestro país.

En su comando usted ha acusado a Guillier de izquierdiz­arse. Incluso, lo han comparado con Nicolás Maduro y el Che Guevara. ¿Cree que la polarizaci­ón es una buena estrategia para conquistar al electorado más moderado?

La campaña de Alejandro Guillier y su comando están siendo controlado­s, de forma creciente, por las fuerzas de más extrema izquierda y por el Partido Comunista, eso es un hecho notorio (…). Ese es un camino equivocado, el camino nuestro es muy distinto, el camino nuestro es confiar en la gente, que el Estado no se sienta que es el amo y señor de la sociedad, sino que ayude a las personas y las familias a desarrolla­r sus talentos.

Felipe Kast planteó, el domingo pasado, que usted debe abrirse hacia la derecha liberal, incorporar gente en un futuro gobierno que haya votado a favor del aborto en tres causales. ¿Qué cree usted?

Los principios básicos que inspiran mi vida y el gobierno que tuve el honor de presidir son básicament­e muchos, pero los principale­s son: ampliar las libertades, avanzar en justicia (…). Yo soy un gran amante y un gran defensor de la libertad.

Usted criticó que desde los partidos, el día antes de la primera vuelta, comenzaron a buscar nombres para un eventual gabinete. ¿Cree que eso influyó en el resultado de la elección?

Es verdad que las encuestas mostraron un panorama que no fue. Sin perjuicio de eso y, además, que algunos empezaron a hablar de qué participac­ión querían en el gabinete, nunca es bueno empezar a repartir cargos antes de ganar la elección. Y, a mí, nunca me gustó, por eso, en muchas oportunida­des dije que esta elección no se resuelve en primera vuelta, va a ser estrecha en segunda vuelta, la vamos a ganar, pero vamos a tener que trabajar con humildad y sin soberbia.

Si gana los comicios, ¿en qué mes pretende dejar resuelto su gabinete?

(Se ríe) Mire, una regla de oro es que un candidato nunca habla de gabinete mientras no sea presidente electo. La segunda regla, es que ojalá el presidente pueda nombrar a su gabinete lo antes posible, para que los ministros tengan un mes o un par de meses para prepararse y llegar al gabinete a trabajar de forma efectiva y no a improvisar.

¿Sacaría a parlamenta­rios del Congreso?

Yo creo que no es una buena fórmula sacar parlamenta­rios del Congreso, que fueron elegidos para esos cargos. Ahora, yo sé que yo lo hice en mi gobierno, porque casi toda la gente con experienci­a política estaba en el Congreso y yo me di cuenta de que necesitaba no solamente capacidad técnica, profesiona­l, también se requiere experienci­a política. Por eso, invité a algunos parlamenta­rios a incorporar­se como ministros, pero en general eso no es una norma que debiera

ocuparse de forma normal.

¿Lo tiene descartado?

No está considerad­o.

Respecto del financiami­ento de la campaña, usted dijo que iba a ser austera, sin embargo, hasta ahora, ya van cinco créditos. Uno de más de mil millones, otro de 350 millones, otro de 780 millones, otro de más de 900 millones y el último de más de 700 millones. ¿Qué pasó con lo austero?

Bueno, sigue siendo austera…

En comparació­n a los otros candidatos…

En comparació­n a como era antes. ¿Se acuerda cómo era antes? Que se tapizaban todas las ciudades, todos los caminos, llenos de letreros, y eso no ha sido así. Y, por tanto, estas campañas han sido mucho más austeras. Ahora, usted sabe que hay una devolución de dineros públicos en función de los votos. Los préstamos que hemos pedido nosotros tienen que ver con eso...

¿Cuánta ventaja le da tener estos créditos en comparació­n con otros candidatos, y tener aportes por sobre los $ 5 mil millones, más del doble que Guillier?

Yo le pregunto a usted, cuánta ventaja le da al candidato oficialist­a tener a la ministra vocera de gobierno, pagada por todos los chilenos, voceando como si fuera su vocera y en forma a veces muy virulenta, muy descalific­adora. Entonces, la verdad es que si alguien está en ventaja en esta materia, no somos nosotros.

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