La Tercera

¿POR QUÉ NO FUNCIONAN LAS CÁRCELES?

- Marcelo Sánchez Fundación San Carlos de Maipo

SEÑOR DIRECTOR

Si bien el conjunto de la población penal bajo reclusión ha caído cerca de 20% desde 2010, si se analiza por separado a quienes están recluidos a la espera de condena, estos crecen más de 35%, aumento que va desde 2014 a la fecha.

El Código Procesal Penal establece la prisión preventiva como una medida de excepción y no como norma general. Asimismo, nueve de cada diez prisiones preventiva­s son concedidas. En tanto, la Defensoría Penal Pública dio a conocer que 2.800 personas al año han pasado por la cárcel sin haber cometido ningún delito y que la cifra crece sobre el 7% anual.

El uso de la prisión preventiva bajo el marco de la Ley Penal Adolescent­e implica un especial cuidado por cuanto el legislador busca que la pena cumpla un fin rehabilita­dor, lo que se ve obstaculiz­ado por un uso inadecuado de la medida cautelar, tanto en la cantidad de veces que se aplica como en la duración de la misma, que en algunos casos supera los seis meses o el año.

Con todo, es necesario observar el uso de la prisión preventiva y la cuestión de fondo que subsiste es la capacidad del sistema penal adulto o juvenil para lograr los objetivos de reinserció­n social que permitan disminuir la reincidenc­ia y las tasas de victimizac­ión.

Estos días en que se conmemoró la peor tragedia penitencia­ria de Chile debemos reflexiona­r cómo avanzar en transforma­r el sistema penal en una herramient­a que permita la inclusión efectiva de quienes buscan una nueva oportunida­d, que transforme sus vidas, las de sus familias y la de la comunidad que los recibe.

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