La Tercera

LA LIBERTADOR­ES CON MATÍAS

- Por Rodrigo Sepúlveda Periodista

El tiempo es cruel y exige pensar en mañana. Pareciera que tener pausa es perder la carrera. Es casi nulo el lapso que uno tiene para cerrar los ojos, respirar y analizar. El mundo corre, presiona, obliga. Así es el negocio. Uno lo acepta y se mete, sin darse cuenta, en la moledora de carne. Colo-Colo hoy debe sentir lo mismo. Ganó, fue campeón, celebró, pero se esfumó... 32 estrellas y se piensa en la 33. ¿Ahora qué? Pregunta sencilla, respuesta enrevesada. Aparecen el torneo y el enemigo de todos. Se ama con locura, pero se termina odiando. Así es la Libertador­es.

A Colo Colo, que la tiene tatuada, se le hace esquiva. Coincidimo­s que lo que se juega en Chile es antónimo a lo que vemos en la Libertador­es. Se pelea con fornidos y se juega de otra forma. La copa es brava, pesada y no permite decaer. Colo Colo creció en eso. Aprendió a jugar al resultado, entendió que defender no es una ofensa para el hincha, sino una herramient­a para la búsqueda del objetivo. Sumó otro ingredient­e a su bosquejo que en la copa de los grandes es rentable.

Chile debe dejar de ser la burla de América y disputar el torneo en serio. ¿Quiere números? La última vez que el Cacique clasificó a octavos fue en 2007. Luego, en 2008, 09, 10, 11, 15, 16 y 17, fue eliminado en la primera fase. Para un grande es una humillació­n.

Éste puede ser el momento de avanzar al- gunos metros, entendiend­o que la misión del club es no desvestirs­e. Mantener cada pieza en su lugar y adornarla con lo preciso. Poco, pero de alto nivel. Potenciar las bandas, acoger a Morales, recibir a un goleador y abrir la puerta de la casa a Matías Fernández.

En el Necaxa no explotó, jugó ocho partidos, seis como titular y no convirtió. En Colo Colo puede relanzarse y encontrars­e con su primer amor. Pololearon a la distancia y hoy puede ser el minuto de volver a vivir juntos. Bien acogido, Matías Fernández puede volar. Como volante mixto, y con tres campeonato­s por jugar , sería primordial. Revivir al de Bielsa o al de Borghi, resucitar al mejor de América de 2006. Dirán que no puede jugar con Valdivia; pero para el talento siempre hay espacio.

La petición de la masa es entrar a la fase de grupos o pasar la primera etapa. Es una demanda mezquina. Luchen como mínimo para entrar en octavos. Basta de papelones.

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