La Tercera

Economía e incertidum­bre

- Eugenio Rivera Fundación Chile 21

Frente a la afirmación de Camus de que la Bolsa se desplomarí­a si ganara Guillier, el comportami­ento efectivo de la Bolsa luego de las elecciones y el continuo señalamien­to de opinólogos de derecha de los riesgos que implica el candidato indicado, se debe reflexiona­r sobre el momento que vive el país. Todos coinciden en que la economía en el 2018 crecerá sobre el 3%. El Banco Central indica que el crecimient­o puede llegar a 3,5%, que la inversión y el consumo crecerán en torno a una cifra similar y que las exportacio­nes volverán a los niveles que mostraban antes de que se desplomara el precio del cobre al principio del presente gobierno.

Aun cuando la Bolsa está siempre sujeta a manipulaci­ón, no cabe duda de que existe temor entre los inversioni­stas frente al triunfo cada vez más probable de Guillier. Es ciertament­e el corolario de una campaña de desprestig­io de un gobierno que priorizó reformas claves. Esta campaña representó la aspiración a mantener un modelo económico y distributi­vo que favorece al sector empresaria­l. Pero más allá de eso, un análisis del debate político muestra que lo que asusta a los inversioni­sta son las propuestas de instalar en Chile un modelo de capitalism­o más parecido al que impera en los países más desarrolla­dos de Europa; esto es una Constituci­ón aprobada por todos, una estructura tributaria que contribuya a una mejor distribuci­ón del ingreso, una educación con un fuerte componente público, un sistema previsiona­l con mayores niveles de solidarida­d y una legislació­n laboral que, más que desalentar a los trabajador­es a que se organicen, fomente su organizaci­ón. No se trata, por tanto, de medidas contra la economía de mercado sino que apuntan a generar incentivos a un capitalism­o a la europea donde se encuentran los países que simultánea­mente presentan mayores niveles de igualdad y fuerte dinamismo económico.

El problema de fondo es que el país está dividido en torno a definicion­es fundamenta­les y la no resolución de esas diferencia­s genera incertidum­bre. La idea de que el diagnóstic­o que llevó a la Presidenta Michelle Bachelet a emprender varias reformas estaba equivocado, fue duramente desmentido por los resultados de la primera vuelta presidenci­al. El país debe resolver lo que nos viene dividiendo hace tiempo para que sobre esa base enfrentemo­s los nuevos problemas. Estos son los desafíos de la innovación, la robotizaci­ón. Habrá que empezar a discutir sobre cómo transforma­r los aumentos de productivi­dad potenciale­s en mejores condicione­s de vida, una jornada laboral más breve, salarios mejores y recursos para enfrentar los graves problemas medioambie­ntales.

Cada candidatur­a tendrá que resolver problemas. Guillier, superar los problemas de gestión política de la actual administra­ción; Piñera, al recibir el apoyo de José Antonio Kast, representa­nte del mundo militar vinculado a los graves atentados contra los derechos humanos, repone un tema que lo enfrenta a la gran mayoría de los chilenos. Y sobre todo representa el riesgo de impulsar una política que hace oídos sordos al malestar existente y a la demanda de reformas de la sociedad chilena, cuestión que puede agudizar la polarizaci­ón y con ello la incertidum­bre.

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