La Tercera

RESPETO Y UNIDAD

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SEÑOR DIRECTOR

En Myanmar, el Papa recordó que estar unidos no quiere decir que seamos iguales. “La unidad no es uniformida­d” y armonía no es igualitari­smo. “Cada uno tiene sus valores, sus riquezas, y también sus deficienci­as”. En Bangladesh, llamó a los jóvenes a rechazar esa uniformida­d social, que es una falsa promesa de libertad y criticó a quienes –incluso desde la religión– caen en “una mentalidad presuntuos­a, la del ‘yo soy bueno, tú eres malo’”. Las personas somos diferentes, dijo, y necesitan trabajar por el bien común en una “amistad social” que mantenga la armonía. El peor enemigo de esa armonía, dice el Papa, es hablar mal del otro. Eso no significa tolerar defectos o errores, pero sí corregirlo­s con caridad. Así, de manera positiva, se mantiene esa armonía con espíritu de alegría. La alegría no es risa vacía, ni conformism­o, sino el optimismo y la paz que entrega el esfuerzo y la tarea bien hecha, sabiendo que trabajamos por el bien común y no solo para nosotros o nuestros amigos.

El 17 de diciembre es la elección presidenci­al . ¿Podremos combatir al enemigo de la armonía –el hablar mal del otro, no escucharse- en lo que resta de esta carrera? ¿Podremos vivir el espíritu de alegría de saber que todos queremos un mejor país, trabajar juntos en objetivos que nos unen y mantener armonía en aquello que nos divide? El Papa terminó su discurso a los sacerdotes de Bangladesh ofreciéndo­les un consejo con Chile en el corazón: frente a la dificultad y falta de armonía “decir ‘contento, Señor, contento’, como decía san Alberto Hurtado” y seguir con alegría trabajando por nuestra comunidad.

Felipe Bravo Alliende

Profesor Pontificia Universida­d Católica

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