La Tercera

Un balotaje que redefinió el mapa

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Piñera ganó llevándose zonas inéditas para su sector, como Antofagast­a y el Norte Chico, reduciendo, además, las brechas en comunas clave como Puente Alto y Maipú y arrasando en la zona centro-sur del país, impulsado por un despliegue de figuras como Ossandón y los Kast. El aumento de su votación tiene varias explicacio­nes: desde un regreso de votantes hasta el “voto cruzado” con Beatriz Sánchez.

La cifra lo dice todo: tres millones 800 mil votos. Eran un millón 400 mil más que lo obtenido en primera vuelta, 200 mil más que en su primer triunfo en 2010 y una cifra inédita e histórica para la derecha chilena.

Aunque un triunfo de Sebastián Piñera fue la opción más probable desde el inicio de la elección, la distancia y, sobre todo, la cantidad de votos sorprende y obligará a análisis detallados que comenzaron en la noche de la elección.

Porque no estaba en los cálculos de casi ningún experto que la participac­ión entre primera y segunda vuelta aumentara en 300 mil votos. Y que ese ingreso favorecier­a, de forma abrumadora, al ex presidente que volverá a La Moneda en marzo.

No hay una explicació­n fácil, pero el pasado es un buen inicio. Piñera logró reconstrui­r fielmente la coalición de comunas que le permitió llegar por primera vez al gobierno el año 2010.

De acuerdo a los datos en línea que ofreció durante la jornada el portal DecideChil­e, Piñera recuperaba la mayoría de las 63 comunas que ese año habían “girado” su intención de voto tras apoyar a Michelle Bachelet en 2006, zonas como capitales regionales, ciudades relevantes y comunas de la Región Metropolit­ana.

En especial, el ex mandatario, además de arrasar en clásicos bastiones como Las Condes, Vitacura y Viña, logró un extraordin­ario desempeño en regiones, quedándose con zonas que parecían inexpugnab­les, como Antofagast­a y el Norte Chico, además de ganar en zonas claves, como el Biobío y reforzar bastiones como La Araucanía

Esto no se había visto en ninguna elección con voto voluntario, y tampoco aparecía como un factor en primera vuelta, cuando los votos del ex presidente y José Antonio Kast sumaban poco más de dos millones 900 mil preferenci­as. De hecho, a primera vista en varias comunas emblemátic­as el Frente Amplio y las otras candidatur­as de izquierda superaban junto a Guillier por amplio margen a los candidatos de derecha.

Por ello, los primeros retornos apuntan a dos posibles elementos. El primero, el más probable, que Piñera identificó y logró movilizar a los votantes de derecha que no habían participad­o en las últimas elecciones, e incluso quizás se abstuviero­n en la primera vuelta.

Esto implicaría que los “nuevos votantes” de la segunda vuelta podrían ser, en verdad, antiguos electores que no habían participad­o y fueron finalmente convencido­s por la campaña para el balotaje.

El segundo es más complejo y habla de un Chile aún en construcci­ón. En varias de las comunas más pobladas donde Beatriz Sánchez logró sus mejores votaciones, como Puente Alto y Maipú, Piñera no ganó, pero acortó la brecha de forma significat­iva y sumó entre 10 y 15 puntos más que lo que él y Kast obtuvieron en la primera vuelta.

Así, los análisis deberán apuntar a si existe en esos reductos algún tipo de “voto cruzado” entre Sánchez y Piñera, algo que en la teoría ideológica parece complejo, pero que los resultados de anoche hacen imposible de descartar a priori. ●

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