La Tercera

Dos ex presidente­s de Perú en la cárcel, uno prófugo y otro en tela de juicio

Perú vive una situación inédita. Dos de sus ex gobernante­s, Alberto Fujimori y Ollanta Humala, están tras las rejas. Otro, Alejandro Toledo, está prófugo de la justicia, mientras que Alan García ha debido responder como testigo por el caso Odebrecht. Tamb

- Por Alejandro Tapia ALAN GARCÍA

Paolo al Mundial, Keiko al penal!”, gritaron la noche del miércoles cientos de personas que se reunieron en el centro de Lima en una marcha antifujimo­rista, en la antesala de la votación sobre la vacancia de Pedro Pablo Kuczynski. La consigna, que alude a que Paolo Guerrero sí podrá jugar en Rusia en 2018 y a la posibilida­d de que el escándalo Odebrecht termine por llevar tras las rejas a Keiko Fujimori. Pero también, los ánimos por estos días en Perú han confirmado, una vez más, que la política peruana está completame­nte judicializ­ada.

Perú ha sido una de las estrellas emergentes del continente en cuanto a crecimient­o económico, pero al mismo tiempo el refrán “roba pero hace obras” lleva años instalado en la sociedad peruana. Una encuesta de Ipsos de 2014 reveló que el 59% de los limeños estaba dispuesto a permitir que el futuro alcalde de su ciudad robara, pero que hiciera obras.

El caso Odebrecht, el mayor escándalo de corrupción que afecta al menos a 12 países de América Latina, ha generado un terremoto político en Perú con réplicas tan potentes como inéditas. El escándalo por el pago de US$ 800 millones en sobornos por parte de la constructo­ra brasileña ya mandó a la cárcel a Ollanta Humala y a su esposa Nadine Heredia, ha complicado a Alan García y a Keiko Fujimori -en distintos niveles eso sí-, mientras que Alejandro Toledo está prófugo de la justicia y PPK tiene por delante un futuro complejo.

En Perú, Odebrecht pagó US$ 29 millones en sobornos entre 2005 y 2014, años que abarcan los períodos presidenci­ales de Alejandro Toledo (2001-2006), Alan García (2006-2011) y Ollanta Humala (2011-2016).

En el caso de los Humala, en julio se les decretó 18 meses de prisión preventiva por el supuesto delito de lavado de activos y asociación ilícita para delinquir.

Jorge Barata, ex directivo de Odebrecht, confesó que entregó US$ 3 millones en efectivo a los Humala en el marco de la campaña de 2011 por encargo del Partido de los Trabajador­es (PT) de Lula da Silva. También los Humala habrían recibido dinero “ilícito” de Venezuela en la contienda de 2006. Nadine Heredia ha dicho que “no he recibido coimas”.

Toledo, por su parte, habría recibido sobornos por US$ 20 millones, aunque el ex mandatario ha insistido en que hay una “cacería de brujas” en su contra.

El caso de Alan García es distinto. El ex Presidente aprista no tiene prohibició­n de salida de su país, pero ha debido declarar como testigo porque hay ciertos indicios de que Odebrecht habría pagado sobornos a funcionari­os durante su gobierno para la licitación del Tren Eléctrico. “Recibí cientos de empresario­s peruanos y extranjero­s deseosos de invertir en el Perú, y así logramos impulsar un crecimient­o promedio anual de 8%. A otros han comprado. A mí, no”, dijo en mayo.

A su vez, Keiko Fujimori ha postergado tres veces una citación judicial después de que el Ministerio Público (fiscalía) inició una investigac­ión por supuestas irregulari­dades en el financiami­entos de sus campañas de 2011 y 2016.

¿Cómo se explica que los principale­s líderes del país estén tan cuestionad­os, varios de ellos en la cárcel, además de Alberto Fujimori, quien cumple una pena de 25 años de prisión por violacione­s a los DD.HH. durante su régimen?

Fernando Vivas, columnista del diario El Comercio, tiene la siguiente tesis: “Por un lado es una situación que deprime a muchos, porque es la constataci­ón que no sólo hay Presidente­s muy vulnerable­s a la corrupción o a negociacio­nes incompatib­les por sus cargos, sino porque la política está extremadam­ente judicializ­ada, entonces hay un castigo muy severo con los políticos”.

“En el caso de Humala y Toledo no hay sentencias, pero hay órdenes de prisión preventiva. Hay también quienes pensamos que esta crisis de políticos, revela que sí hay institucio­nes sólidas que van más allá de las personas y que están haciendo su trabajo, como el Ministerio Público (fiscalía) y el Poder Judicial”, señala a

La Tercera.

Para el escritor, periodista y columnista de este diario, Alvaro Vargas Llosa, “el problema general es la enorme fragilidad institucio­nal del país, de la que es parte la debilidad de los sistemas de control y vigilancia, pero que también tiene mucho que ver con la conducta específica de las distintas personas”.

A juicio del analista político limeño, Luis Benavente, “la corrupción ha dominado totalmente la política peruana. También sucede a nivel subnaciona­l, como muchos ex gobernador­es, alcaldes provincial­es y alcaldes distritale­s en la cárcel o en procesos fiscales y judiciales”.b

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