El incierto futuro que espera a Cataluña
Los catalanes votaron masivamente en unas elecciones regionales clave para dirimir si la ciudadanía rechazaba la secesión o si daba un nuevo impulso al movimiento separatista, cercado por la justicia desde la fallida proclamación de independencia de fines de octubre, que sumió a España en su peor crisis política en 40 años. Con el 98% de los votos escrutados, Ciudadanos, partido contrario a la secesión, se impuso en los comicios autonómicos, pero el bloque independentista mantuvo la mayoría absoluta.
Este hecho no hace más que revelar un incierto comienzo de la próxima legislatura en Cataluña. Si bien existen algunos elementos esperanzadores, nada parece asegurar la estabilización de la vida política de los catalanes, más aún considerando las eventuales dificultades de los partidos independentistas para formar un nuevo gobierno.
Pero al margen de lo anterior, la victoria de los independentistas supone un golpe para el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, que intervino la autonomía catalana y convocó comicios en los que su Partido Popular logró solo tres diputados. La apuesta de que el independentismo perdería fuerza tras los sucesos de los últimos meses resultó equivocada. Sin embargo, el escenario actual es muy distinto y no da espacio a aventuras unilaterales.
De lograr formar un Ejecutivo, cabría esperar que los movimientos soberanistas gobiernen esta vez desde las instituciones y dentro de los marcos legales, evitando insistir en la exacerbación del conflicto social.