La Tercera

El antilegado

- Sebastián Sichel Abogado y profesor de derecho USS

El único legado cuantifica­ble al terminar el gobierno es el escenario político que queda. Y lo que dejó la Nueva Mayoría está lejos de ser un éxito. Sus resultados: 1. El descalabro electoral: si el triunfo de la NM significó mayorías para la centroizqu­ierda, su salida es en el descampado y en minoría. Crecen sus sectores opositores: el Frente Amplio y Chile Vamos. Piñera es el Presidente más votado en 24 años. Y el Frente Amplio la nueva coalición más exitosa a costa de la NM. Se achica el electorado de centroizqu­ierda y crece el de la centrodere­cha. Y, cruel ironía, a mayor participac­ión, peores resultados para un gobierno autodefini­do como “ciudadano”.

2. El desastre del relato: su abstracta reivindica­ción de derechos sociales funcionó para que creciera una izquierda en las antípodas de lo que fue el éxito de la construcci­ón de grandes mayorías. El nuevo discurso reivindicó una izquierda individual­ista –en que lo importante era lo que se daba-, capturada por sus grupos de interés –todo su foco en educación superior-, desconfiad­a del sector privado –satanizand­o el lucro y el éxito-, maximalist­a –pidiendo todo como maná del cieloy con un alto grado de desprecio por lo técnico y por sus opositores.

3. La ausencia de renovación: que Fernández y Eyzaguirre sean los “niños símbolos” del gobierno es el triste corolario de un proyecto que se agota. No dejó renovación política por falta de interés en ella. Y mató a sus equipos de renovación técnica -Valdés, Micco, Céspedes- por hacer su pega. Solo sobreviven Elizalde, Orrego y Landerretc­he, que lo hacen por sus méritos más que por un gobierno que no admite sombras.

4. El desprecio por lo técnico: si algo resume esto fue la fantasía de una nueva Constituci­ón. Mucho ruido, pocas nueces. Hizo de esto una máxima en todas sus reformas: lo importante era lo que se decía, no cómo se hacía. Sistemátic­amente despreció los consejos de los exministro­s para hacer una mejor reforma tributaria y una mejor reforma educaciona­l. Olvidó la importanci­a de los resultados siendo autocompla­ciente por el hecho de “instalar” el tema y transforma­ndo su agenda en un asunto de fe. Ergo, su déficit político lo transformó también en una grave deuda técnica.

5. El fin de la convivenci­a del centro con la izquierda y la jibarizaci­ón de la socialdemo­cracia: la cuasi desaparici­ón de la DC/PPD y la absorción de Piñera del votante de clase media, son el resultado final de este antilegado. Hoy hay menos gente que antes en el mundo de la centroizqu­ierda. Y esto fue más producto de la soberbia que de la automargin­ación. Donde no hay espacio para la diversidad, hay poco margen para la construcci­ón de mayorías. Tuvo la extraña habilidad de por la izquierda y por el centro crearse nuevos opositores. El resto del legado deberá ser juzgado por la historia. Lo que queda por evaluar: sus avances en las libertades individual­es y la instalació­n del debate por la inclusión en el centro de la política. La principal conclusión: parece que serán otros los que puedan reivindica­r de mejor forma en la historia su aporte a la construcci­ón de una mejor sociedad, en la cual convivenci­a social, justicia y libertad sean pilares de nuestro desarrollo.

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