La Tercera

Markarián: “En Uruguay odian a Chile”

El recordado técnico uruguayo repasa el título que en 2009 consiguió con los azules. Elogia lo conseguido por la selección chilena en los últimos años, pero asume que la actual crisis se veía venir.

- Enzo Olivera Montevideo

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Eduardo Galeano decía: “El fútbol es la única religión que no tiene ateos”. Y uno de los devotos más fieles es Sergio Markarián. En la pizzería Costa Azul, calle Benito Blanco 3257, exclusivo barrio de Pocitos, suele recibir a sus visitas. Por estos días de diciembre, la gente camina por la playa, termo bajo el brazo y mate. Mucho mate. Más que en invierno, porque ayuda a bajar los insufrible­s 34 grados al sol. 20 minutos antes del horario en que citó para esta entrevista, este montevidea­no de 73 años y criado en Lanús ya estaba sentado en la primera mesa del bar, pegado a una ventana, con el diario El Observador en mano. Desde lejos se aprecia su caracterís­tica estampa. Sus clásicos anteojos con aumento, de un tono más oscuro de lo habitual, una camisa azul y esa particular mirada perdida, que lo familiariz­a con el famoso actor norteameri­cano Danny De Vito. Markarián pone el ojo en un titular de la sección de Deportes en el periódico. “Querés algo”. dice. “Dale, tómate un agua, hace calor”… insiste, y agrega: “Yo te invito. Porque si vas a Chile y decís que Sergio Markarián no te gastó ni un agua, quedo re mal, viste”.

Cuando se fue de la U siendo campeón, dijo que se iba porque la U y usted no coincidían en el mismo momento… ¿Quizás se pudo haber quedado más tiempo?

No. Estaba referido a que en ese momento, trabajé seis meses en una institució­n que su lugar de entrenamie­nto era un lugar público, con acceso a gente que más que ayudar lo que quería era perjudicar. Y eso no estaba a tono con el espíritu con el que yo había ido, en un momento en que la U, desde el punto de vista institucio­nal, económico, del valor de sus acciones, del punto de vista del valor de su plantel, de una seguidilla de campeonato­s sin títulos, de la relación con su hinchada, de su relación con la ANFP, de la relación con sus rivales y de su proyección a futuro… ¿Cuál era el punto de vista de la U en cada uno de estos puntos? Era muy malo. No había peso específico. ¿Y cómo lo dejé yo en seis meses?

¿Hubo alguna situación que le molestó para que haya tomado la decisión de partir?

La U no cumplía las condicione­s que yo esperaba, de equipo grande. Debo decir que soy un enorme agradecido de Federico Valdés, fue un presidente, para mi, genial. Un hombre abierto, que supo escuchar, que apeló a la experienci­a que yo tenía en ese momento. Siempre creyó en que yo lo estaba ayudando, creo que lo ayudé mucho. Fue muy considerad­o en el tema de las contrataci­ones, yo pude influir con mi opinión, humilde, pero con mi opinión finalmente, en la contrataci­ón de muchos jugadores que le dieron a la U después, no sólo el éxito deportivo, sino la solidez económica que lo llevó a tener con la venta de impresiona­nte de jugadores. Se vendió (Miguel) Pinto, (Marco) Estrada, (Felipe) Seymour, (Manuel) Iturra, (Walter) Montillo, (Juan Manuel) Olivera, (Emilio) Hernández… Quedó en el plantel un jugador que se iba cuando yo llegué, que es Marcelo Díaz.

Marcelo Díaz ha dicho que le marcó su llegada a la U…

Te digo la verdad, he escuchado que se han adjudicado muchos el hecho de haber retenido a Marcelo Díaz en el plantel. Pero hay que preguntarl­e a Marcelo Díaz primero. Cuando se iba, quién lo retuvo. Porque he escuchado muchas versiones. Entonces, yo he hecho mucho por la U en ese sentido. Después influí en una cantidad de contrataci­ones enorme de jugadores. Algunos de Uruguay, otros de Chile. Así que me siento muy tranquilo que hice bien mi trabajo, que cambié el paso que la U traía. Y que en un muy corto período, cuando no estábamos clasificad­os a la Copa Libertador­es, nos ganamos el derecho a estar en la Copa, que la jugamos en buen nivel y salimos campeones en Chile. Además, tuvimos una gran influencia en una obra que –yo no la he vistopero me cuentan que es uno de los centros de entrenamie­nto deportivo más importante de América. ¿Qué más se puede pedir?

Cuando estaba en la U fue el boom de Bielsa… ¿Cómo lo vivió en Chile?

Yo como muchos entrenador­es he sido muy respetuoso del trabajo de Bielsa.A él lo enfrenté dos veces por Eliminator­ias, una vez en Buenos Aires y otra en Asunción. Siempre he declarado que cuando te preguntan por el equipo que más te gustó, yo siempre hablo, entre los muchos equipos que nombro, del Vélez Sarsfield de Bielsa. Y el otro equipo que para mi es el mejor equipo sudamerica­no, en una Eliminator­ia, ha sido la Argentina de Bielsa. Ese equipo era el mejor del mundo. Con todo ese respeto que le tengo, dije en ese momento que Bielsa tomó las dos generacion­es de jugadores mejores en la historia del fútbol chileno. No dije que antes no tuvo buenos jugadores Chile, lo que digo es que es difícil encontrar tan buenos jugadores en una generación. Marcelo los tuvo a todos y con su capacidad les sacó el jugo que les tenía que sacar. Por eso, Chile pegó un salto de calidad, que lo puso en los primeros planos y luego confirma Sampaoli y Pizzi con títulos. Con eso, Chile se convierte en uno de los mejores equipos de la década en América. Para mi, en los últimos cuatro años el mejor equipo de América era Chile.

¿Por qué?

Porque tenía a cuatro o cinco jugadores que estaban entre los 10 mejores del mundo en su posición.

¿Quiénes?

Vidal, Alexis, Díaz, Aránguiz, Medel, Bravo. Esos estaban entre los 10 mejores del mundo. Como hoy Uruguay, tiene en cinco posiciones a jugadores que están entre los cinco mejores del mundo. Como hoy lo es Uruguay. Hoy, Uruguay tiene tres jugadores entre los 10 mejores del mundo: Suárez, Cavani, Godín. El otro día discutí con colegas argentinos, ellos me decían que ellos también tenían tanto como Uruguay. Yo les dije que no. Messi, es el mejor de todos, OK. Luego Di María, una de las mejores piernas izquierdas del mundo, aunque la prensa argentina lo mata ¡Y no hay más! En ninguna otra posición tienen a un jugador entre los 10 mejores del mundo. Entonces ellos me dijeron Otamen-

di, pero Otamendi no es Godín. Pero no llegas a cinco jugadores entre los 10 mejores del mundo.

¿Cómo ve a Chile hoy?

Mal… Y esta crisis se veía venir.

¿Por qué?

Porque está a la vista. Chile tuvo en algún momento ese potencial de tener al menos cinco jugadores entre los 10 mejores del mundo, pero hoy ya no lo tiene. Porque el paso natural del tiempo es así. Además, porque Chile no tenía la continuida­d de un recambio generacion­al, como si lo tienen Uruguay, Brasil, Argentina. Se veía venir porque la Sub17 y Sub20 no aportaban mucho a la selección adulta. Entonces, las seleccione­s absolutas, son mucho reflejo de lo que es la Sub20 y a Chile le fue muy mal en esas últimas competicio­nes. No hay recambio. Y esto se nota en Chile. Se veía venir, se pronostica­ba el fracaso por la falta de recambio. Porque recuerdo de ver a Vidal, Medel, Alexis, Bravo, Isla… en las seleccione­s juveniles y me decía “la que se viene”. Estos pibes cuando lleguen a la mayor la rompen. Y la rompieron toda.

¿Qué jugador de esta generación chilena le sorprendió?

Marcelo Díaz fue vital. El eje y equilibrio de la Selección. Cuando yo llegué a la U, él se iba porque no jugaba y porque los dirigentes me habían dicho que se iba a préstamo. Cuando yo llegué, Marcelo aún no se había cambiado. Me dice: “Profe yoya estoy por irme y quería saludarlo”. “¿Por qué te vas?”. “Porque aparenteme­nte no tengo espacio acá profe. “¿Por qué no te cambias y te veo porque no te conozco”. Y se cambió y entrenó y le dije vení mañana y pasado. Y le dije: “Mirá, no te prometo que vas a jugar porque eso no se lo puedo prometer a nadie, pero que acá tenés un lugar, tenés un lugar”.

Para Sampaoli fue fijo y con Pizzi no terminó jugando.

Para mi Marcelo es el equilibrio en la cancha. Recuerdo que en esa época él jugaba de lateral derecho y medio volanteaba. Después, por un gran mérito de Sampaoli, que lo coloca como eje central, terminó consagránd­ose. Tengo la enorme alegría de su reconocimi­ento. La dos veces que jugué contra él, me regaló la camiseta, la tengo en casa.

Con eso se queda. Más que fútbol, es la vida misma.

Y claro, muchacho. Para un entrenador eso es un lingote de oro. Yo no cultivo una relación desde lejos con los jugadores cada vez que me encuentro con ellos, pero el cariño se siente, se nota. Y aunque seamos rivales quedan estos momentos. Soy un eterno agradecido de ese tipo de gestos.

¿Qué siente porque Chile no esté en el Mundial?

Se veía venir. Es más, te digo que yo me preparé para que Chile no esté en el Mundial.

No le sorprendió…

Para mi cálculo, entre Colombia y Chile salía el equipo eliminado. Porque yo descontaba Brasil, Uruguay y Argentina. Siempre pensé que Perú se podía meter. Tampoco veía a Ecuador. Y así fue. Y lo de Chile no por falta de poderío deportivo, porque había ganado una Copa América hace poco, sino porque las cosas no venían bien. Se notaba, había mal olor. Se notaba de afuera.

Pizzi se fue a dirigir a Arabia Saudita tras perder la clasificac­ión con Chile.

Respeto a mis colegas. Son formas de ver diferentes. En mi caso, yo soy quien soy expresándo­me cómo me expreso, con mi lenguaje. Hablo español. Vos seguro has entrevista­do a mil entrenador­es importante­s y cada uno es como es porque se expresa en su determinad­o idioma. Yo puedo decir algo en griego, armenio, español, inglés y turco, que son los idiomas que más o menos manejo bien. ¿Voy a hablar en Chino? No. Y lo que diga lo va a decir un traductor que con cara de mármol le va a hablar a mis jugadores. No, el mensaje no llega.

¿Ve a algún perfil de entrenador en la selección de Chile?

Era un buen momento para que Manuel Pellegrini la agarrara, porque es un tipo espectacul­ar. Ojalá lo haga en algún momento. Es un tipo muy buena gente, de un lindísimo perfil.

Chile sigue buscando técnicos extranjero­s para su banquillo ¿Es mejor un entrenador nacional?

Yo soy partidario de que las seleccione­s de un país las tiene que dirigir un técnico de esa nacionalid­ad, no un extranjero, porque hay un paso que no tenés que dar, porque sos extranjero. Ganarte a la hinchada, a la prensa y a los críticos. Siendo extranjero es más duro, siendo nacional es un paso dado. Y eso a la larga es un plus tremendo.

¿Por qué cree que en Uruguay y en el continente se generó una mala onda con Chile a nivel de jugadores y de gente?

Ahí si que hay sicologías populares que no las puedo entender. Cómo se genera en el fútbol una rivalidad tan estúpida, no lo puedo entender. Yo eso si que no lo acompaño, en ese ómnibus no me subo.

Se siente una mala onda contra Chile.

Acá en Uruguay odian a Chile. Cuando deberíamos tener lazos de amistad, cuando mas encima hay algo parecido en cuanto a manera de sentir, de ser, de vivir, en educación y otras cosas, es entre Chile y Uruguay. Y toda esta estupidez comienza después del incidente entre Cavani y Jara… Esto se trasladó y está mal. Yo creo que el periodismo juega un rol trascenden­tal en avivar esto.

ELOGIOS PARA LA ROJA

TENSA RELACIÓN

LA DEUDA AZUL

“En los últimos cuatro años el mejor equipo de América fue Chile”

“Acá en Uruguay odian a Chile”

“La U de Sampaoli era un plantel que pudo haber ganado la Libertador­es”

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