El post 17 D
Como era natural, luego de la justificada alegría de los vencedores y la entendible frustración de los derrotados -a propósito de estos últimos, el dirigente Arturo Barrios, harto más valiente que los autores de la candidatura, qué manera de dar la cara-, vinieron las interpretaciones, cuando no sentencias del porqué de lo ocurrido. Es cierto también que muchos analistas políticos de matinal radial, han estado más silenciosos, pero a no equivocarse: solo será por un tiempo. Si hubiera que elegir la joya de las interpretaciones, la más lamentable de todas es, una vez más, la Cámara Baja, que se lleva el premiado con el reelecto diputado comunista Hugo Gutiérrez.
Su lectura resultó insuperable con su justificación para la derrota; aquello de los “fachos pobres”. Para la próxima puede agregar que en Cuba no podría ocurrir, porque no hay elecciones.
En fin, pero dejemos la anécdota, para concordar con aquellos que han leído el sorprendente triunfo de Sebastián Piñera -sorprendente por la holgura, me refiero- como un triunfo personal del candidato y sus principales, a la hora de captar una parte importante del voto de centro, aquel voto que le dio históricamente el triunfo a la Concertación.
Mérito importante, qué duda cabe. Pocos en la derecha pueden dar ese tono; desde luego, nadie en la UDI.
Ahora vendrán los tiempos de formación del gobierno, varias cuerdas para no muchos trompos; pero siendo importante, mucho más lo es la impronta del gobierno: buscará el centro, que lo hizo triunfar, o se correrá a la derecha, presionado por una UDI más pobre que la de antaño.
La experiencia de su primer gobierno no fue muy vivificante en este aspecto central. A poco andar vamos a tener pruebas para dónde va la cosa.
Si va para el centro, creo que las posibilidades de acuerdos temáticos serán mayores, y será difícil para la DC montarse en el carro que propone el número uno del PC, un acuerdo desde la DC hasta el FA. Realmente sería entender poco lo ocurrido estimar que la receta es más izquierda, tan absurdo como sostener que lo ocurrido el 17 D fue un traspié electoral, pero no político.
Bueno, serán tiempos de definiciones. Ojalá sean inteligentes por lado y lado, que hagan perdurar lo avanzado en este cuatrienio que termina -no es poco en varias áreas- y, por el otro, permitan recuperar un ritmo de crecimiento perdido, en buena parte por un diseño equivocado en el origen.
Pero no todo ha de ser política. En 4321, de Paul Auster, el único hecho inmodificable en la vida del personaje principal de la novela (Ferguson) es que llegó al mundo el 3 de marzo de 1947 en Nueva Jersey. Desde allí el autor revisa de manera magistral varios acontecimientos que marcaron la segunda mitad del siglo XX. Lo recomiendo, por bueno.