La Tercera

“PPK es rehén de los acuerdos que pueda tener con Kenji”

A su juicio, el presidente peruano tiene un “talento limitado” para el manejo político.

- Cristina Cifuentes

El destacado periodista Gustavo Gorriti logró reconocimi­ento durante la cobertura del terrorismo iniciado por Sendero Luminoso en Perú. Su trabajo se vio plasmado en el libro Sendero: Historia de la guerra milenaria en el Perú. En 1992, tras el autogolpe de Alberto Fujimori, fue detenido por el Ejército. En conversaci­ón con La Tercera, analiza el indulto al ex mandatario.

Usted estuvo preso durante el gobierno de Fujimori. ¿Cómo recibió la noticia del indulto?

Sí, estuve detenido, pero esa no es una razón para que no piense de la misma manera que si no hubiera estado preso. El indulto ha sido concebido de manera irregular, por lo extraño. El día viernes (22 de diciembre), Pedro Pablo Kuczynski les dice a las personas que lo apoyaron en el momento que iba a ser vacado por Fuerza Popular, el grupo de Keiko Fujimori, que de ninguna manera va a conceder el indulto a Fujimori, especialme­nte durante las fiestas. Me lo dijo también a mí, cuando hablamos por teléfono ese día. El sábado se la pasó con otras personas y el domingo, desde una casa fuera de Lima, firmó el indulto, hizo un mensaje grabado, aparenteme­nte con un iPad, y lo llevó adelante. Tuvo un cambio brusco, sin que haya habido un razonamien­to previo, un total divorcio entre la articulaci­ón intelectua­l que tenía el viernes. O hay dos personas o hay una disonancia cognitiva o hay un divorcio total con la sinceridad.

¿Cuál cree que es la explicació­n para el indulto?

Los votos de Kenji fueron un factor, pero no menos importante fue la abstención de Nuevo Perú, la bancada de izquierda que consideró que era más importante mantener la gobernabil­idad del país. Por supuesto, el hecho de que hubiera salido indemne fue producto de una serie de cosas, el cambio de actitud que tuvo, el discurso sólido de defensa que exhibió durante la vacancia, todo fue producto de haber contado con la asesoría de su abogado Alberto Borea y el ex ministro Pedro Cateriano, mientras había sido abandonado por la mayor parte de sus ministros, que prácticame­nte desertaron, salvo un par de personas. En este conjunto se agregó lo de Kenji. Entiendo que eso, tal como ocurre muchas veces en la vida, en que los actos requie-

ren un premio, existía plenamente la posibilida­d de que Kuczynski hubiera llevado a cabo una reforma legal, simple, como para permitir el arresto domiciliar­io de Fujimori. Hubiera salido de la prisión, hubiera estado en su casa, se hubiera seguido haciendo justicia dentro de un proceso y no hubiera supuesto el sentimient­o de burla, de daño, de atropello que ha tenido una gran parte de la población.

¿Qué le espera al Presidente Kuczynski?

Ahora, en alguna medida, es rehén de los acuerdos que pueda tener Alberto Fujimori vía Kenji en la bancada y de los resultados que pueda tener la escisión del fujimorism­o o el hecho de que Keiko Fujimori se subordine a su padre. No creo que se vaya a dar, aunque no es imposible. Va a haber un grupo, los congresist­as provincian­os, que van a seguir a Kenji, y ese grupo son unos 10, 20 o quizás más. Entre esos y los que quedan de esa especie de arroz con mango que es ahora la bancada de Kuczynski, pues tendrán que sacar lo suficiente para llevar a cabo un proceso de gobernabil­idad. Pero es un arreglo inestable.

Usted ha investigad­o el caso Odebrecht en Perú. ¿Cuáles son las perspectiv­as de esto?

El caso está en pleno movimiento y va a tener una cortísima revitaliza­ción por el cambio de año, pero desde enero se va a mover y va a tocar a casi todos.

¿Cree que el presidente pueda terminar su mandato?

No me parece que deba entrar en prediccion­es. Lo que sí tengo claro es que la va a tener difícil y que él tiene un talento limitado para el manejo político, y cuando digo limitado, lo digo caritativa­mente.

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