La Tercera

Mariana ante el tribunal

LA DC PAGÓ UN ALTO PRECIO POR HABER PERDIDO EL RESPETO POR SÍ MISMA, POR QUEDARSE SIN VOZ PROPIA DENTRO DE UN PACTO EN EL QUE FUE FURGÓN DE COLA.

- Sergio Muñoz Riveros Analista político

Acusada ante el Tribunal Supremo de la DC por no haber apoyado a Guillier en la segunda vuelta, Mariana Aylwin dirigió una carta a ese organismo que constituye una requisitor­ia a todo el partido respecto de la responsabi­lidad colectiva por la crisis en curso. Vale la pena citarla in extenso: “La DC se desdibujó con su participac­ión en el gobierno de la Nueva Mayoría, se asimiló a los partidos de izquierda, perdió su identidad –salvo escasas excepcione­s- y terminó por abandonar su potencial electorado. No fue capaz de convocar con un discurso renovado, nuevo, diferencia­dor. Nuestro nombre, dolorosame­nte, está ligado a malas prácticas, apego al poder, los mismos de siempre, incluso a corrupción (…). La DC no ha sido capaz de hacer debate de fondo, no ha sido capaz de entender los cambios y la complejida­d de la sociedad actual, ha desvaloriz­ado el patrimonio construido durante los gobiernos de la Concertaci­ón, no ha sido capaz de hacer una sola autocrític­a, no ha sido capaz de abandonar prácticas caudillist­as, ni generar respuestas para los nuevos problemas. Chile está viviendo los desafíos de una modernizac­ión tardía y rápida. Nuestra doctrina nos convoca a poner en el centro a las personas y la vida en común. El Estado y el mercado, lo público y lo privado son complement­arios. La igualdad es un propósito que se logra con desarrollo, con inversión, con políticas sociales adecuadas, no bajando de los patines a los que los tienen. Una buena sociedad se consigue con buen trato, poniendo las prioridade­s en los que más lo requieren, no en los que más gritan. La gobernabil­idad se consigue, cuando se es gobierno, promoviend­o dialogo y encuentro; cuando se es oposición, poniendo el interés del país por delante. Nada de esto está en el centro de las preocupaci­ones de quienes nos acusan de no respetar los estatutos del partido”.

Verdades duras de una mujer valiente. La DC sufre hoy las consecuenc­ias de haberse dejado arrastrar por una concepción de la política dominada por los acomodos de poder. Se sabe que numerosos parlamenta­rios DC hicieron campaña por Guillier y no por Carolina Goic en la primera vuelta presidenci­al. En Atacama, Yasna Provoste obtuvo 32.583 votos en la elección senatorial, y Goic solo 3.677 votos. En la noche del 17 de diciembre, Provoste dijo en CNN: “Claramente nuestras ideas, las ideas que ha representa­do nuestro candidato, Alejandro Guillier, han triunfado”. No se necesitan pruebas.

La DC ha pagado un alto precio por haber perdido el respeto por sí misma, por quedarse sin voz propia dentro de un pacto de gobierno en el que fue furgón de cola, por dejarse intimidar por los dueños de la retroexcav­adora, por no haber reaccionad­o ante la disolución de su autonomía. ¿Se detendrá el éxodo de militantes? ¿Podrá evitarse la crisis terminal? ¿Quedan suficiente­s militantes dispuestos a luchar para que el partido no se hunda irremisibl­emente? No lo sabemos.

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