La DC sufre su mayor fractura en 10 años con renuncia de ex autoridades
Los 31 dirigentes que dimitieron acusaron a la mesa de tener una estructura que favorece la “intolerancia” y la “descalificación”. Hito constituye la mayor fractura interna desde la expulsión de Adolfo Zaldívar en 2007.
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Encabezados por Mariana Aylwin, ex ministra de Educación, 31 militantes criticaron el giro del partido hacia la izquierda y reivindicaron la era de la Concertación. La directiva lamentó la diáspora. “La DC está en una situación casi terminal”, dice el senador Jorge Pizarro.
La carta de renuncia ya estaba redactada, pero solo faltaba la confirmación de Mariana Aylwin para hacerla pública. Ayer, luego de varias reuniones y encuentros privados entre los miembros de Progresismo con Progreso, un grupo de 31 militantes DC -muchos de ellos ex ministros y ex autoridades de gobierno
(ver listado)- renunciaron finalmente a la Democracia Cristiana, incluida la ex titular de Educación.
De esta manera, uno a uno los ex dirigentes de la DC comenzaron ayer a enviar personalmente su carta de renuncia al Servicio Electoral, apuntando a los motivos que llevaron a su dimisión.
Para muchos al interior de la DC, la renuncia de este grupo no los tomó por sorpresa, pero sí el momento, principalmente porque este grupo tenía previsto que fuera luego del debate de la junta nacional del próximo 27 y 28 de enero cuando oficializaran su salida.
Desde el movimiento reconocieron, sin embargo, que la determinación del tribunal supremo de la DC de declarar admisible la solicitud de expulsión de muchos de sus miembros, sumado a la postura que tomó la mesa en torno a este tema, aceleró la renuncia de manera masiva.
El hito constituye la mayor fractura interna en la DC en una década, desde que en diciembre de 2007 se expulsara a Adolfo Zaldívar y, posteriormente, se gatillara la renuncia al partido de Alejandra Sepúlveda, Pedro Araya, Eduardo
Díaz, Carlos Olivares y Jaime Mulet, entre otros.
Pasadas las 15.00 de ayer, los 31 personeros de Progresismo con Progreso -considerados como parte del establishment de la colectividad y muchos de ellos vinculados a la ex Concertación-enviaron una carta al secretario nacional del partido, Gonzalo Duarte, explicando sus razones.
“Con mucho pesar le informamos que hemos decidido renunciar a nuestra condición de militantes del Partido Democracia Cristiana, lo que hemos
sido por muchos años o décadas”, anunciaba en sus primeros párrafos la misiva.
En ella se indica, además, que “la DC ha perdido tanto su influencia política como su perfil moderado y cuidadoso de la calidad técnica de sus propuestas. Se apoyaron una serie de reformas que tenían fines loables, pero estuvieron pobremente diseñadas y peor ejecutadas”. Y se agrega que “a pesar del muy adverso resultado en las urnas, en las que el electorado DC, como es evidente, rechazó la propuesta continuista de su directiva, no se ha realizado un proceso sereno de reflexión crítica que lleve a enmendar rumbos”.
En otro de sus párrafos cuestionan también que “la la orgánica de la directiva de la DC está controlada por una estructura que favorece la intolerancia, la descalificación, sin espacios para el debate con altura de miras. Nos duele profundamente llegar a la convicción – como muchos otrosque ya no es posible cambiar la cultura que se ha instalado dentro del partido, destructiva de nuestros liderazgos y de nuestra propia identidad”. Y concluye: “Algunos de los firmantes de esta carta hemos sido objeto de una acusación basada en argumentos no aceptables en una agrupación democrática y, peor aún, su requerimiento ha sido acogido por el tribunal supremo y apoyado por la directiva nacional subrogante, pese a no ser procedente de acuerdo a los estatutos”.
Los pasos a seguir
Al interior del partido reconocían ayer que una de las primeras consecuencias que tendrá la renuncia de estos 31 militantes a la colectividad sumado a la dimisión del economista Ernesto Tironi- será el cambio que esto traerá a las fuerzas internas que conviven en la Democracia Cristiana.
Más aún, porque el sector moderado se verá “debilitado” frente a quienes promueven mantener una alianza con la izquierda.
Respecto al movimiento Progresismo con Progreso, sus propios miembros descartan
que este se disuelva. Por el contrario, ya se han conversado algunas alternativas para mantenerse en vigencia, como, por ejemplo, a través de un centro de estudios para la construcción de nuevas políticas públicas o asesoramiento técnico, incluso para la DC.
“Queremos irnos con la frente en alto y pensando que, desde fuera, tal vez podamos aportar con mayor libertad a renovar los planteamientos de políticas basadas en el pensamiento del humanismo cristiano, a entender la complejidad de la sociedad actual, a reivindicar una historia que nos enorgullece y a plantear ideas para un camino político”, finalizan en la misiva.
Desde Chile Vamos, en tanto, ya comenzaron los primeros llamados para que, muchos de los ahora ex militantes, se puedan sumar a futuro a sus filas.
Pese a eso, al menos en el caso de Aylwin se ha mostrado -hasta ahora- contraria a una opción como esa o a formar parte del gobierno de Sebastián Piñera.b