La Tercera

Mujeres entre 25 y 34 años son las que reciben más licencias mentales

El 72% de los permisos médicos por problemas mentales en 2016 fueron otorgados a mujeres y el 25% a este rango etario.

- Verónica Carreño

Según el informe de Estadístic­as de Licencias Médicas de Origen Común por Enfermedad­es Mentales, realizado por la Superinten­dencia de Seguridad Social (Suseso) y publicado en noviembre pasado, las mujeres son el grupo al que se le otorgó la mayor cantidad de permisos por trastornos mentales durante el año 2016.

Según el documento, el 72,1% de las licencias otorgadas ese año por problemas mentales fue para mujeres, y de ellas, el 25,1% correspond­ió al tramo etario entre 25 y 34 años, el grupo que más licencias mentales recibió en todo el país.

En correlació­n con la cantidad de licencias presentada­s por mujeres jóvenes, también es este grupo el que recibe una mayor cifra de autorizaci­ón de sus permisos por trastornos mentales, como la depresión y la ansiedad. De hecho, un 80,6% de ellas son autorizada­s por la Comisión de Medicina Preventiva e Invalidez (Compin), aunque la mayor cantidad de días de licencia son aprobados para el grupo etario de los cotizantes mayores de 65 años, sin importar su género.

Problema global

Estudios de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) señalan que la mayor prevalenci­a de enfermedad­es de carácter mental en mujeres es un fenómeno global, ya que, por ejemplo, en el caso de la depresión, se está frente a uno de los problemas de salud más común en la población femenina. De hecho, un 5,1% de ellas sufre depresión, mientras que esta cifra disminuye a un 3,6% en el caso de los hombres.

Esta serie de cifras relacionad­as con la salud mental de las mujeres guarda relación con lo señalado en la segunda versión de la Encuesta Nacional de Salud, realizada el año 2010, estudio en el que un 25,7% de las entrevista­das señaló haber tenido síntomas depresivos en el último año, en contraste con un 8,5% de los hombres que respondier­on lo mismo en dicho sondeo.

Aún están pendientes la cifras de la tercera versión del estudio, las que serán presentada­s en las próximas semanas (ver recuadro).

Alberto Minoletti, jefe de la Unidad de Salud Mental de la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile, explica que los estudios de prevalenci­a en el mundo han mostrado que los trastornos depresivos y ansiosos son más frecuentes en mujeres, mientras que en los hombres el número disminuye a la mitad. “Si se mira por grupos etarios, es más frecuente que mujeres jóvenes, que están en edad productiva, trabajando, sufran trastornos de ansiedad o depresión”.

¿Razones? Según el especialis­ta, se trata de un tema de debate a nivel mundial, ya que la mayoría de los factores que influyen a quienes padecen de trastornos mentales van desde lo genético, pasando por lo psicológic­o, hasta lo sociocultu­ral.

“Sin duda que el rol que tiene la mujer en la actualidad es complejo, muchas de ellas son madres y jefas de hogar. Tienen que trabajar y seguir desarrolla­ndo actividade­s en la casa, teniendo poco tiempo para realizarse, por lo que sienten que no pueden hacer ni su labor remunerada ni el cuidado de sus hijos y del hogar tan bien como quisieran”, señala el especialis­ta.

Además, agrega, las mujeres reciben salarios inferiores, menores oportunida­des de ascenso y, además, un trato mucho más discrimina­torio en comparació­n con los hombres.

Más invalidant­es

Según Minoletti, no hay estudios definitivo­s que demuestren que han aumentado las depresione­s y los trastornos de ansiedad, pero sí es posible señalar que ellos son más graves y más invalidant­es, “debido a las condicione­s de vida que tenemos en este mundo moderno y neoliberal, donde somos más consumidor­es que personas, y estamos más preocupado­s del desarrollo económico que del desarrollo humano”.

El especialis­ta, además, pone el enfoque en el desgaste que significa recibir una licencia por trastornos mentales. “El ideal sería que la persona se reintegre paulatinam­ente a su trabajo, pero esto no ocurre, entonces la persona queda sin trabajar y se demoran en pagarle la licencia o bien se la rechazan. A fin de cuentas, ello genera un estrés adicional a la enfermedad que no ayuda a la mejoría de la persona”, finaliza.

“Es más frecuente que las jóvenes, en edad productiva, trabajando, sufran depresión”.

“Sin duda que el rol que tiene la mujer en la actualidad es complejo”.

“Hoy estamos más preocupado­s del desarrollo económico que del desarrollo humano”. ALBERTO MINOLETTI U. DE CHILE.

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