GRITOS Y SUSURROS SOBRE EL AGUA
Después del ensayo tiene un tono cotidiano, como las bambalinas y candilejas del teatro, y Persona está lleno de sorpresas y es fascinante por su apuesta escenográfica. Dos de las más impactantes películas de Ingmar Bergman son reinventadas por el director Ivo van Hove, referencia de la vanguardia escénica europea. En casi tres horas de duración, se cruzan hombres y mujeres de teatro, bestias solitarias y frustradas, seres arruinados de tanto alimentar el ego y el narcisismo.
En la cinta, un neurótico y atormentado director teatral prepara por quinta vez El sueño, de Strindberg. Al terminar un ensayo, conversa con una joven actriz, pero en realidad está obsesionado con su madre, una gran intérprete alcohólica, con quien tuvo una relación. Ambos fantasean con la posibilidad de convertirse en pareja y ensayan una vida juntos que nunca podrá ser. Autobiográfica hasta la médula, en la película Bergman intentó exorcizar sus demonios sobre el paso del tiempo y la decrepitud del cuerpo masculino. Aunque Ivo van Hove cae en la tentación del uso de cámaras de video en vivo, la fuerza de este estudio sobre la culpa y el remordimiento masculino y las diferencias entre el cine y el teatro radica en sus notables actuaciones. Gijs Scholten van Aschat interpreta al maduro director, y a él se suman la sensualidad de Gaite Jansen y la intensidad de Marieke Heebink.
Los mismos actores reaparecen en Persona. Una célebre actriz no puede hablar ni moverse luego de interpretar al personaje de Electra y es cuidada por una enfermera. Mientras avanza el tratamiento, las personalidades de las dos mujeres se fusionan cada vez más. Si bien resulta un conjunto deudor de los filmes de Bergman y agotador -tres horas de subtítulos-, este segmento aporta una soberbia escenografía en su diseño y poética a cargo de Jan Versweyveld. Para lograr la transición de un hospital a la playa de la isla de Faro, las paredes se desploman, el piso se transforma en una gran piscina y se recrea una lluvia torrencial. Bajo la tormenta los actores se mojan y sus ropas estilan y cobran peso, escena que recuerda la pasión lúbrica y resbaladiza del triángulo anterior de Después del ensayo.