BIENVENIDO FRANCISCO, HERMANO Y PADRE
SEÑOR DIRECTOR
Esta semana recibiremos la visita del Papa Francisco. Llega a nuestra ciudad y a nuestro país. Es un gran regalo para la Iglesia Católica, pero también para todo hombre y mujer de buena voluntad que quiera escuchar el mensaje de paz, de entendimiento y de fraternidad que nos trae. Lo sabemos bien, en Chile conviven enormes progresos junto con dolorosas carencias. Entre nosotros también impera la “cultura de la indiferencia y el descarte” de la que habla tanto Francisco. Una construcción social en la que niños sin hogar, familias destruidas, pensionados desesperanzados, presos sin dignidad, comunidades acorraladas por el narcotráfico y las balaceras, pueblos originarios e inmigrantes, están obligados a vivir al margen del mal llamado “progreso”. El Papa Francisco vendrá ciertamente a inquietar las conciencias y a despertar una renovada esperanza para muchos. A todos nos hará un gran bien.
Ojalá que la escucha de su mensaje sea también una oportunidad para escucharnos y formularnos una palabra inspirada en la benevolencia y en la búsqueda honesta del bien común en esta amada y probada Región. También una oportunidad para sanar antiguas y nuevas heridas y proponernos nuevos y exigentes desafíos en el gran propósito de hacer de Chile un hogar para todos, un país en que nadie sobre, cuidando unos de otros.
Escuchemos lo que Cristo a través de Francisco, nos quiere comunicar en el hoy de nuestra vida y de nuestra Araucanía, y no lo que nosotros quisiéramos escuchar. Con humildad, pensemos que sus interpelaciones son para cada uno de nosotros y no para el que está al lado mío o para la otra comunidad o para el otro sector político. Dejemos que Cristo, junto con la acción del Espíritu Santo, nos sorprenda a través del Papa. Héctor Vargas Obispo de Temuco