ADOLESCENTES E IDENTIDAD DE GÉNERO
SEÑOR DIRECTOR
En la Cámara de Diputados hemos logrado corregir varios de los desaciertos con que el Senado despachó el proyecto de Identidad de Género. Sin embargo, el texto que votaremos el martes 23 de enero mantiene falencias importantes.
A mi juicio, la principal falla consiste en negar a los mayores de 14 y menores de 18 años, la posibilidad de ejercer su derecho a solicitar el cambio de identidad registral. En el proyecto, esta facultad queda entregada a la voluntad de los padres o los representantes legales de los adolescentes. Esto es un grave error.
Sé que la mayoría de los padres y madres toman decisiones buscando el mayor bienestar para sus hijos. Pero también sé que no siempre aciertan. Y en este tipo de situaciones, el daño provocado por el error puede ser irreparable y expresarse, como hemos visto, no solo en fracasos escolares y abandono del hogar familiar, sino también en suicidios adolescentes. Es precisamente porque los padres no somos infalibles que la ley reconoce derechos parentales, pero nunca a costa de la integridad física o psicológica de los menores. Nunca a costa de anular sus derechos fundamentales.
La solución para conciliar el derecho de los padres y el interés superior de los adolescentes es tan simple como permitir que, en caso de diferencia entre unos y otros, sea un tribunal de familia, como tercero independiente, el que resuelva. Es por lo demás lo que la Corte Interamericana de Derechos Humanos acaba de reconocer como una buena práctica en este ámbito.
Confío en que el sentido común y el respeto por nuestros adolescentes prevalezcan en la Cámara llamada a proteger la dignidad de éstos.
Sergio Espejo
Diputado